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En 1914, ya existía el Rastro madrileño, ese paraíso del cachivache y del objeto añejo, por eso Gómez de la Serna pudo escribir esta crónica que es también una declaración de amor hacia este microcosmos madrileño. La manera en la que Ramón mira el Rastro es la de un alienígena castizo que humaniza cada objeto que observa gracias a su capacidad de asombro que logra contagiar a sus lectores.
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La capital española ha sido inspiración y escenario de muchos libros. Sin hacer mención a los canónicos de sobra conocidos ( La Colmena , Fortunata y Jacinta , Luces de Bohemia ), Babelia selecciona una lista para celebrar la fiesta patronal de San Isidro

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