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Cuando las mujeres de la etnia baribá salen en la madrugada a buscar agua, saludan con una bendición a todas aquellas que se van encontrando por el camino que recorren durante varias horas al día, para llegar a los pozos o estanques formados por la lluvia. “Nim mun doo, dam yam doo”, que viene a decir “Si el agua está bien, los árboles están bien”. Una frase ancestral que resume la necesidad diaria de encontrar ese ansiado agua y que, sobre todo, se pueda beber.  En Benín, en el pequeño pueblo de Fo Bouré de unos 3.000 habitantes, las mujeres se han vuelto a unir para solicitar ayuda a los misioneros españoles establecidos en la zona una mejora en el acceso al agua. La continua sequía merma los pozos, disminuye la cosecha y favorece las enfermedades. Una demanda necesaria y vital para llegar a un recurso tan escaso como difícil de conseguir en buenas condiciones para unos 300 millones de africanos. En Benín cerca del 40% de enfermedades atendidas tienen relación con el consumo de agua no potable.  Hace nueve años inauguraron el primer depósito gracias a la colaboración de organismos como Solidaridad Con Benín, Manos Unidas, Cáritas Fo-Bouré o la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo y entonces fue cuando comenzó su revolución social. Suya fue la ancestral misión de salir a buscar el agua, por ello su participación se hace imprescindible y fundamental en los proyectos de abastecimiento y en la toma de decisiones en materia de agua y saneamiento. Hoy, las mujeres son las que gestionan las fuentes que surten de agua toda la comarca gracias a esa iniciativa. Han logrado emanciparse económicamente de sus maridos al tener tiempo para poder acceder a otros trabajos. Se han organizado en cooperativas, trabajan sus huertos, venden sus productos, son partícipes en las decisiones de su pueblo y las más jóvenes ya pueden acceder a la escuela. Además la salud de la comarca ha mejorado notablemente, hay menos diarreas, prácticamente ha desaparecido el cólera y han disminuido las muertes de niños y niñas de menos de cinco años por causa del agua en mal estado.  Hoy podemos decir que toda la población de Sinandé, con cerca de 92.000 habitantes, tiene acceso al agua potable, pero aún están muy lejos de poder disponer de los 50 litros diarios por persona y día, mínimo recomendado por la OMS. Quizás por ello las mujeres baribá se siguen despidiendo al anochecer con otra bendición esperanzadora: “I ka nim dosi”, ¡que soñéis con el agua!. (*) Artículo publicado con ayuda de la UNFoundation
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La llegada del agua a Sinandé

Un grupo de mujeres de Benín logran poner en marcha una serie de depósitos de agua que ellas mismas gestionan y que hoy da de beber a toda una comarca

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