13 fotosLa llegada del agua a SinandéUn grupo de mujeres de Benín logran poner en marcha una serie de depósitos de agua que ellas mismas gestionan y que hoy da de beber a toda una comarcaÁlvaro FuenteBenín - 25 abr 2017 - 09:07CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceUna vecina sale de su casa hacia una de las fuentes cercanas para recoger agua. “El agua lo es todo para nosotros. Nos da la vida. Desde siempre en mi tierra soñábamos con tener un agua limpia y abundante, y que nunca más nos faltase. Ahora por fin ese sueño se ha hecho realidad”, reconoce Mamá Rosse, una de las mujeres implicadas en el proyecto.Álvaro FuenteEl misionero riojano Juan Pablo López ante uno de los primeros pozos de Fo-Bouré. Lleva veinte años como misionero en Benín y asegura que “fueron meros mediadores para llevar a cabo la iniciativa de las mujeres de traer el agua al pueblo”.Álvaro FuenteUn grupo de mujeres recoge agua para higiene y lavar la ropa en uno de los primeros pozos de la parroquia. Antes esa misma agua era utilizada también para consumo. “La llegada del agua limpia ha cambiado nuestras vidas y, sobre todo, ha mejorado nuestra salud al evitar las enfermedades que el agua contaminada nos traía y que tantas muertes nos provocaba”, asegura una de las vecinas.Álvaro FuenteLas propias mujeres son las que gestionan el recurso de las fuentes que son alimentadas por depósitos construidos por los misioneros con la ayuda de organismos como Solidaridad Con Benín, Manos Unidas, Cáritas Fo-Bouré o la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo. Álvaro FuenteVarias vecinas esperan para llenar sus utensilios de agua. Pagan a la responsable de la fuente una módica cantidad para su sueldo y el mantenimiento de las instalaciones. Álvaro FuenteVarias niñas del pueblo beben agua al lado de la fuente. “Ya no tenemos que elegir si ir a la escuela o ir a buscar el agua, la obtenemos en un grifo a 5 minutos de nuestro hogar, así que podemos ir a recogerla y asistir a las clases”, cuenta Denis, una joven de quince años. Álvaro FuenteUna mujer camina hacia su casa con una palangana llena de agua. Los depósitos se llenan gracias a la energía solar que se acumula durante el día. “Poco a poco los depósitos de agua se han convertido en una parte muy importante del paisaje en nuestra comarca, que nos da vida y tranquilidad para disfrutarla”, comenta Mama Rosse. Álvaro FuenteUna alumna en la escuela de Fo-Bouré. “Las niñas son las que tienen que ir a por agua para su familia y dependiendo de donde la encuentren pierden muchas horas al día. Muchas no venían a las clases y las que lo hacían llegaban agotadas”, indica el profesor Janvier Manhousi. Álvaro FuenteUna madre con su hijo en el centro de salud de Fo-Bouré. “El consumo de agua contaminada traía consigo una altísima mortalidad por culpa de las fiebres tifoideas, cólera y todo tipo de infecciones digestivas. Se ha constatado una mejora radical en la salud cuando se comenzó a utilizar el agua potable. En la población de Sinandé se ha reducido significativamente la mortalidad en los menores de cinco años” asegura la doctora Affouda Eleonore.Álvaro Fuente“Aquí los caminos son muy difíciles, sobre todo cuando llevas más de 20 litros de agua sobre la cabeza porque pesa mucho y nos causa frecuentes dolores de cabeza y de espalda. Uno de los problemas que teníamos las más jóvenes era que al ir todos los días a buscar el agua tan lejos, apenas nos quedaba tiempo para ir a la escuela. Y cuando podíamos ir, llegábamos muy agotadas y apenas podíamos atender en clase”, cuenta Denis. Álvaro FuenteA día de hoy 25 pueblos se han beneficiado de los proyectos de los pozos de agua en la comarca de Sinandé, según el último censo de 2013 tiene 91.672 habitantes. “Hoy podemos decir que toda la población de Sinandé tiene acceso a agua potable, pero aún están muy lejos de poder disponer de 50 litros diarios por persona y día, mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud” indica un voluntario de Solidaridad con Benín. Álvaro FuenteInauguración de una nueva fuente en Sinandé. Mama Rosse aún recuerda cuando “Fo-Bouré era un pueblo sin agua. Ni para beber, ni para lavarse, ni para cocinar. Ya que por entonces no había fuentes, y las mujeres y niñas de esta aldea dedicábamos muchas horas todos los días para buscar y transportar el agua para nuestras familias desde charcas y pozos lejanos. Era agotador. Cada viaje para buscarla suponía unas dos horas de camino. Por la mañana iba tres veces, y por la tarde, dos. Diez horas al día para recoger agua significaba perder todo el día”.Álvaro FuenteUna familia al completo se dirige al pozo para recoger agua. En el mundo, 1.100 millones de personas siguen careciendo de acceso a cualquier tipo de fuente mejorada de agua, por este motivo, 1,6 millones de personas mueren cada año de enfermedades diarreicas, incluido el cólera, de los que un 90% son menores de 5 años. Es decir, casi un millón y medio de niños. El 36% de las personas que asisten a consultas médicas tienen problemas relacionados con el consumo de agua no potable.Álvaro Fuente