13 fotosLas manos en calEn Piduguralla (India), miles de hombres, mujeres y niños trabajan sin protección en las minas de calRaul Zecca CastelIndia - 31 mar 2017 - 08:18CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceLos hornos miden unos quince metros de alto y tienen una capacidad de cuarenta toneladas cada uno.Raúl Zecca CastellSe necesitan diez horas y casi 1.000°C para cocer las piedras calizas y convertirlas en cal viva, una sustancia altamente tóxica para la salud humana.Raúl Zecca CastellLos trabajadores están expuestos a las exalaciones tóxicas sin protecciones ni medidas de seguridad.Raúl Zecca CastellCada día, millares de hombres, mujeres y niños alcanzan este lugar infernal desde las zonas periféricas de la ciudad.Raúl Zecca CastellEn grupos pequeños, los trabajadores se disponen alrededor del perímetro de los hornos, donde durante muchas horas se dedican a la separación de piedra caliza y carbón que servirá para la combustión.Raúl Zecca CastellUna trabajadora de Piduguralla se dedica a la separación de piedra caliza y carbón.Raúl Zecca CastellLos fragmentos de piedra caliza son apilados en cestas de plástico que una cinta mecánica transporta hasta la boca de los hornos.Raúl Zecca CastellDespués de la cocción, la piedra caliza se recoge y se lleva a los molinos para la pulverización.Raúl Zecca CastellEn las fábricas, la piedra caliza es procesada y almacenada. Raúl Zecca CastellCerrada en sacos, la cal está lista para ser comercializada.Raúl Zecca CastellRetrato de un anciano de Piduguralla. Los picapedreros son pagados a destajo.Raúl Zecca CastellManos de un trabajador recubiertas de polvo de cal.Raúl Zecca CastellLos niños de Piduguralla crecen en condiciones deplorables.Raúl Zecca Castell