4 fotosEl Rincón del Lector: “Más que hacerte oír, ¡escúchales!”Recopilamos algunas cartas al director de lectores de EL PAÍS, que opinan sobre la campaña tránsfoba lanzada por la asociación Hazte oír 02 mar 2017 - 00:01CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceComo muchos sabrán, la Asociación antitransexuales Hazte oír ha puesto en circulación un autobús con el mensaje: “Los niños tienen pene, las niñas tienen vulva. Que no te engañen. Si naces hombre, eres hombre. Si eres mujer, seguirás siéndolo.” A mis 16 años, creo y respeto que cada uno tenga su opinión, y tiene derecho a manifestarla, pero siempre desde el máximo respeto y con educación. Por esto, Hazte oír, escucha mi consejo: con un mensaje tan agresivo no conseguirás tu propósito.Fernando de Lucas Olesti (Madrid). FOTO: Victor Sainz (EL PAÍS)Cuando el otro día me enteré de que por Madrid circulaba el autobús de Hazte oír se me cayó la cara de vergüenza. Como católico, me doy cuenta de cómo incluso en el seno de la Iglesia hay gente que se ha olvidado del mensaje central de Cristo, el amor al prójimo. Independientemente de lo que cada uno pueda pensar sobre la transexualidad, por encima de todo están las personas, y la Iglesia debe ser, como bien dice el papa Francisco, un hospital de campaña donde se acoge y se ama sin distinción alguna.Antonio Sánchez Villalba (Madrid). FOTO: Fernando Villar (EFE)Ayer un representante de arcopolis denunciaba el fomento del odio por un autobús que recordaba que los niños tienen pene y las niñas vulva. La administración pública actúa con rapidez porque se vulneran derechos humanos y la legislación vigente. Un Drag Queen se crucifica en Canarias. Pero aquí no hay derechos humanos, hay arte y libertad expresión. Los sufridos son los mismos de siempre. Odio no; dolor, pena y perdón. Evidencia: los derechos humanos ya han dejado de ser tal y se han convertido en caprichos.Eduardo Pozo Fernández (Madrid). FOTO: Paul White (AP)Intento ponerme en los zapatos de las personas que fletan un autobús en contra de la transexualidad. Intento imaginármelos un día levantándose de la cama y diciendo.."Esto no puede ser, los hombres son hombres y las mujeres, mujeres". Oiga, ¿usted tiene tal condición? No, Dios me libre. ¿Y sus hijos, su familia? Tampoco, nos libre Dios. Entonces, ¿cómo es posible que sin tener nada que ver con tal condición, pueda usted almacenar tal nivel de odio, de rechazo, de agresión, a lo que no conoce, no le afecta y no le importa? ¿Cómo es posible que nunca le haya entrado la rabia viendo gente muriendo tirada en la calle? ¿Cómo es posible que nunca hayan fletado un autobús contra la pobreza extrema, la marginación, el abandono y maltrato infantil, el acoso escolar, contra los recortes en la atención a los más necesitados? ¿Cómo es posible que todo esto le deje frío y se levante lleno de rabia a ver qué es lo que tiene o quiere tener el vecino entre las piernas? A ver si un día quedamos y me lo explica despacio porque, puede creerme, lo intento, pero no consigo comprenderle.María Pilar Pérez García (Guadalajara). FOTO: VÍCTOR SAINZ (EL PAÍS)