¡De rodillas, Monzón!
Los ricos de izquierdas como El Gran Wyoming desconciertan y ponen muy nerviosa a la gente de derechas
El macarra que sale en Ópera Prima es José Miguel Monzón, El Gran Wyoming. Esa histórica comedia de Fernando Trueba se rodó en 1979 y él ya estaba ahí. Lleva cerca de 40 años en primera fila. Pero nadie, y mira que lo han intentado, ha podido sacarle los colores por alguna conducta turbia. El reproche más repetido que le disparan sus enemigos —“es rico”— es ridículo. Los ricos suelen ser de derechas porque las políticas conservadoras son las que mejor protegen a los grandes patrimonios. Por eso es tan absurdo que un pobre sea de derechas y resulta tan admirable que un rico sea de izquierdas.
Los ricos de izquierdas desconciertan y ponen muy nerviosa a la gente de derechas, que no digiere que alguien con unos cuantos pisos y plazas de garaje no sea uno de los suyos. Si, además, ese rico es popular, querido, respetado, jaleado, divertido, lúcido, culto, librepensador, sale cada día en la tele y posee un poder de seducción único, entonces cumple todos los requisitos para sacar de quicio, y hacerle perder los papeles, a la España más furiosa.
A Wyoming siempre le gustó escribir pero ahora está desatado. En No estamos locos y No estamos solos pone el dedo en las llagas del pasado y el presente de España y en ¡De rodillas, Monzón!, la primera entrega de sus recuerdos, va sobrado de gracia, sinceridad y memoria. A los que andan obsesionados con buscarle las cosquillas, pillarle en un renuncio o demostrar que es un sinvergüenza, les sugiero la lectura de esos libros. Si se relajan un poquito, mientras no logran su propósito, aprenderán un montón y disfrutarán de lo lindo.
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