Ariel Winter o cómo ignorar la opinión de los demás
Primero consiguió la emancipación legal de su madre alegando abusos emocionales. Hoy la actriz hace bandera de que toda mujer debe y puede hacer lo que quiera
En Modern Family Ariel Winter casi siempre desaparece. Su voz como Alex Dunphy suele quedar ahogada entre el ingenio de sus mayores, ya sea el de Ed O’Neill, Julie Bowen o ese vozarrón que no cesa de Sofía Vergara. Su personaje, además, es el de hija mediana, hecha un sándwich entre las divertidas borracheras de Sarah Hyland y las trastadas de Nolan Gould, sus hermanos de ficción. Pero la joven de 18 años está dando que hablar ahora que ha decidido vestirse como quiere mostrando tanto cuerpo como le da la gana. Las fotos se suceden ya sea en las páginas de sociedad o en las redes sociales, muchas de ellas selfies con los que la actriz muestra sus curvas en pequeños bikinis, pantalones cortos y en baños de espuma y trajes atrevidos. Nada que ver con esa imagen a la que durante años acostumbró al público de la comedia televisiva, su cuerpo siempre enterrado entre libros de empollona y sudaderas cuatro tallas más grandes y su mirada tras unas gafas. Winter ha cumplido la mayoría de edad diciendo “aquí estoy yo” en imágenes. Y sus ahora dos millones de seguidores en Instagram, y sumando, la han oído alto y claro.
“¡Guau! No me lo creo. Os quiero tanto”, agradeció la intérprete en las redes cuando llegó a esta cifra en un mensaje lleno de corazoncitos y sonrisas, acompañado de una foto suya ataviada con un pequeño bikini patriótico. A lo largo de este año se han sucedido fotografías a cual más provocadora de una joven actriz conocida también en Estados Unidos como la voz de la serie infantil Sofía the First, y que hasta hace poco acostumbraba a ser una discreta adolescente. Un día fue una camiseta cortada y ombliguera de Burt Reynolds que dejaba a la vista el enorme tatuaje de un alacrán. El otro, un pantalón corto mientras posaba provocativamente dando la espalda a la cámara. Y luego está ese vestido ajustado y con escote de infarto que llevó a la fiesta de su graduación del instituto. Una sucesión de imágenes que han hecho viral a la antes chica invisible. Fotografías que para quien no pille su grito de rebeldía vienen acompañadas de un diálogo directo con sus seguidores que lo dejan todavía más claro. “Enseñamos mucho en este rodaje nocturno”, dijo en el mensaje que acompañaba una de sus fotos en shorts. ¿Y su respuesta ante las críticas que le están cayendo a esta estrella infantil? “Si no te gusta, no lo compres”. Se ha convertido en una firme defensora del cuerpo de la mujer y de que cada una lo luzca cómo más cómoda se sienta.
Muchos ya hablan de la nueva Britney Spears. O la comparan con Lindsay Lohan. Incluso con Miley Cyrus. La comparación no es una cuestión de talento, más bien radica en ese cambio brutal de niña a mujer, una transición más sonada al tener lugar delante de la atención de todos. Pero el cambio de 180 grados de quien comenzó a trabajar como actriz a los 7 años y para los 11 ya era parte de Modern Family ha sido algo más gradual. Como ella misma reconoció a la revista Glamour, su infancia nunca fue normal, fruto de un hogar donde nunca se sintió apoyada. Muy al contrario, ella asegura que su madre, Chrisoula Workman, no hizo más que empujarla a trabajar en la industria del espectáculo. Una situación por la que llegó a solicitar su emancipación legal cuando solo tenía 14 años alegando abusos emocionales y físicos. Lo que consiguió en 2015, siendo aún menor.
En esos mismos años, Winter también creció desproporcionadamente de talla en una industria conocida por la adoración a los cuerpos minúsculos. Su pequeña altura, de poco más de metro y medio, hizo aún más notable la rotundez de sus formas. Algo que inicialmente intentó ocultar con modelos hechos a medida y bien hinchados, que lucía tanto en la alfombra roja como en la serie. “Soy una actriz y eso es lo que hago, actúo. Pero por dentro no me sentía bien”, confesó a la prensa en referencia a sus tribulaciones en un cuerpo que no reconocía como propio. Su malestar no solo era mental sino físico, con unos senos demasiado voluptuosos para un cuerpo menudo que le causaba graves dolores de espalda. Fue la gota que colmó el vaso y el año pasado se sometió a una operación de reducción de pechos. Tenía 17 años. Como ha asegurado, su decisión fue una liberación y ahora Winter enseña orgullosa las cicatrices de su operación. Y como dice a las claras en su cuenta de Instagram, al que no le guste, que se busque otro hobby. “Disfruta de lo que eres” es su nueva filosofía de vida, un mensaje que, inspirada en Kim Kardashian, quiere llevar al resto de sus seguidores.
El cuerpo como lienzo
El cuerpo de Ariel Winter se ha convertido en estos últimos meses en su lienzo con una sucesión de tatuajes. Cuatro en lo que va de año. Junto al alacrán en su barriga está la cabeza de tigre que vigila su espalda. Y en el muslo derecho, un mensaje escrito en cursiva que reza en griego: “El amor lo arriesga todo y nunca pide nada”. Frase quizá dirigida a su examante, Laurent Claude Gaudette, o a su nuevo amor, el actor de la serie Perdidos Sterling Beaumon. Pero su tatuaje favorito es el que recuerda en su costado a todos sus sobrinos, de los que se ha grabado sus iniciales en tinta: D.P.W por Dakota Patrice Workman, S.A.G por Skylar Athena Gray, P.E.G por Parker Eleni Gray, D.E.W por Demetra Eleni Workman y A.R.G por Asher Ruben Gray. Como dice, son los nombres de aquellos a los que ama por encima de todas las cosas.
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