El bienestar animal y las viñetas de ‘El Roto’
Andrés Rábago El Roto es uno de los viñetistas más apreciados de EL PAÍS, pero algunos de sus últimos trabajos han provocado polémica. Por ejemplo el del 12 de mayo, en el que dibujaba a unos cerdos alineados entre barrotes, en una instalación de las que se asocian a la ganadería industrial. Los cerdos mantenían el siguiente diálogo cargado de ironía: El ganadero lo está pasando fatal, -El pobre.
Los representantes del sector porcino no están de acuerdo con esta visión, y por ello, Jaume Bernis, ganadero y responsable de porcino de la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos (COAG) me ha enviado la siguiente carta:
El sector porcino atraviesa una crisis histórica, vendiendo la producción por debajo de coste. Esto ha provocado que más de 13.000 granjas hayan cerrado en tan sólo 7 años, con el consiguiente desempleo en el medio rural.
En 2013 entró en vigor la Directiva 2001/88 por lo que se mejoraron significativamente las condiciones de bienestar animal para los cerdos, aumentando desde entonces el espacio disponible por cerdo en la explotación. Esto supuso fuertes inversiones económicas para el ganadero (unos 105.000 euros para una explotación media de 500 madres). Este coste adicional ha sido asumido por los ganaderos, sin que el mercado ni los consumidores lo hayan valorado.
El ganadero cumple con los mayores estándares del mundo, tanto en seguridad, como higiene y bienestar animal, a la vez que se enfrenta a una fuerte descapitalización y por tanto quiebra en el sector.
Por todo ello, esperamos que reconsideren el tono irónico hacia el sector agrario, base de nuestra alimentación.
Andrés Rábago no tiene nada que objetar a este mensaje que, lógicamente, defiende la imagen de un colectivo que se ha sentido aludido por su dibujo, aunque no pone en discusión el derecho de El Roto a expresarse libremente. De hecho, no es la primera vez que las viñetas de Rábago abordan el tema del trato que reservamos a los animales. Unos días antes del chiste de los cerdos, el mismo dibujante publicó otro en el que aparecía un toro moribundo, chorreando sangre, con banderillas y un estoque clavado en el lomo, con la siguiente leyenda: Vos comprenderán que esto ya no puede ser. Una viñeta que provocó una carta al director de Antonio Fernández Casado, presidente del Club taurino Cocherito de Bilbao, en la que además de expresar su rechazo a la viñeta, instaba a Andrés Rábago a que visitara algún matadero: Y dibuje, decía este lector, una serie de estampas sobre las técnicas que se siguen para quitar la vida a las reses que se comen los ciudadanos. Aun cuando la carta no se publicó, ni llegó a las manos de El Roto, el dibujo de los cerdos encerrados entre barrotes no dejaba de ser una respuesta al reto que le planteaba.
Entiendo que determinadas viñetas puedan resultar ofensivas o desagradables para algunos lectores, y entiendo también que haya colectivos que se sientan aludidos y no se vean reflejados en ellas con justicia. Pero los viñetistas de EL PAÍS expresan sus puntos de vista con total libertad y, salvo que sus trabajos sean objetivamente injuriosos para personas o colectivos concretos, no hay nada que yo les pueda reprochar.
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