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HARRY PATTER
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Civil War’ | ¿Por qué el mío no ha entrado y la tuya sí?

Estamos en plena temporada de caza de plazas en la guardería. Desde Selectividad no he vuelto a mirar un corcho con tanta ansiedad

Padres luchando a brazo partido por una plaza en la guardería.
Padres luchando a brazo partido por una plaza en la guardería.

Hasta hace meses, cuando la alcaldesa de turno anunciaba que habían creado no sé cuántas plazas de guardería, yo pensaba: "Eso es populismo electoral. Lo que nuestra ciudad necesita es una estatua de Batman en la Gran Vía".

Pero ahora que lo vivimos en carne propia, sabemos que esas plazas son más codiciadas que un barril de petróleo en Mad Max.

Estamos en plena temporada de caza de plazas.

Las guarderías públicas lanzan al aire impresos de inscripción cual magnate tirando billetes a los pobres, para crear el caos entre las hordas de padres primerizos.

Y las privadas aceptan encantadas el dinero no-retornable de la matrícula susurrando con una sonrisa: "A ver si os quedáis sin sitio en la pública y sin plaza aquí, que me las quitan de las manos".

Resumiendo a lo bestia, la rivalidad de pública vs. privada se traduce en "la pública es más grande, tiene más luz y es más barata, pero en la privada hay más flexibilidad horaria, más profesoras por niño y más niño pijo". (Sé que generalizo mucho y que me pondréis a caldo en los comentarios).

En todas partes hay grandes profesionales, cocina propia con productos sanos (porque sería mala leche alimentar a los niños con dúrums y ganchitos todo el santo día) y su clásica epidemia de varicela.

En Barcelona, la pública cuesta 174 al mes, y las comidas son 115 euros más. En cambio, las privadas que hemos visitado tienen desde packs de 3 horas por 200 euros a la típica clavada de 500-600, que por ese precio ya le pueden enseñar chino y regalarle un poni.

Podemos reunir las 7 bolas de dragón y pedir que la Conciliación se nos aparezca, pero a los mileuristas que necesiten guardería privada quizá les sale mejor estar con el bebé de parque en parque que matarse a currar y quedarse en números rojos.

Como las guarderías no definen tu futuro laboral como ESADE, el plan de muchos primerizos es: "De momento a la pública y cuando tenga asignaturas de verdad ya veremos."

En los juegos de rol, los puntos son importantes. Pero en el tema guarderil público, son vitales. Y casi todos partimos en igualdad de condiciones. Si vives en el barrio tienes 30 puntos. Si quieres subir nota, no sirve sobornar a funcionarios. Tienes que ser monoparental, numeroso o que el crío tenga alguna enfermedad crónica. (Y es de mal padre enfermar al niño para que te den más puntos).

Estos días, muchas familias vamos coincidiendo en charlas de presentación de distintas guarderías y tratamos de caerle bien a cada directora, como si eso nos asegurara mejor posición en la lista. Nos miramos con compañerismo, porque solo nosotros nos entendemos, y con rivalidad, porque quizá si aceptan a la mía la tuya se queda fuera.

En unas semanas, colgarán los nombres de los elegidos.

Desde Selectividad no he vuelto a mirar un corcho con tanta ansiedad.

¿Entrará o no entrará?

Os lo cuento en un mes.

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