Chris Hemsworth: “Elsa Pataky me ha cambiado la vida”
Alcanzada la fama, ya no necesita vivir en Los Ángeles para conseguir trabajo. El actor australiano hoy disfruta de su familia en la tranquilidad de su país natal
Hasta Robert Downey Jr. le envidia. “Si pudiera, me cambiaría por Chris Hemsworth”, declaró a este periódico el hombre capaz de renacer de sus cenizas y colocarse a la cabeza de los mejor pagados de Hollywood. Incluso a sus ojos, el actor australiano pertenece a otra liga, la de los dioses. La estrella de 32 años lo tiene todo: fama y humildad; fans y familia; belleza y humor; dinero y distancia. Alguien que como dirían los romanos: veni, vidi, vici (vine, vi y vencí). Todo en menos de ocho años, lo que tardó en llegar a Hollywood desde su Australia natal como un total desconocido y, una vez alcanzado el éxito, retirarse con sus ganancias y su familia a su país de origen porque ya no necesita vivir en Estados Unidos para asegurarse los garbanzos.
Él es lo que se dice un hombre perfecto, aunque la idea le haga reír. “Te podría dar una larga lista de preocupaciones que pasan por mi cabeza”, dice sonriente alguien que al natural es igual de atractivo que cuando hace de esa divinidad nórdica llamada Thor que le dio la fama. “Por ejemplo, las broncas que me caen de Elsa [Pataky, su mujer] por no saber español. Es de vergüenza. Que conste que lo intento. Pero nada, que no se me queda”, añade mascullando un “perdona” con un pésimo acento. “De todos modos, no lo debo de hacer tan mal porque últimamente solo me han caído un par de broncas en español. Debo de estar portándome bien”, se ríe con picardía de su nirvana marital. Si esa es su única imperfección, no será la que le baje del olimpo. Además, tiene a su lado a su diosa para seguir trabajando en el hombre 10: “De eso estate segura. Si no fuera por Elsa, mi vida, mi carrera, sería completamente diferente”. Habla de su esposa y su musa, la actriz española Elsa Pataky, y la madre de sus tres hijos, India Rose, de tres años, y los gemelos Tristán y Sasha, de dos. La conoció a la vez que encontró la fama, hace cinco años. Y ninguna de ellas se ha separado de su lado.
Hemsworth lo está haciendo bien dentro y fuera de casa. Como bromeó en Saturday Night Live, ha escuchado de todo. Que si es demasiado alto para ser actor, demasiado rubio, incluso demasiado cachas. Pero ahora todos quieren a este adonis cuya fortuna supera, según Forbes, los 63 millones de euros. Su sueldo, entre los mejor pagados del momento, está por encima del de intérpretes como Brad Pitt o George Clooney, por no hablar de sus compatriotas Hugh Jackman y Russell Crowe. Él convierte en oro todo lo que toca. Thor, el superhéroe salido del Valhalla de Marvel, hizo del actor una estrella, y él, de la franquicia un taquillazo. Hemsworth se prepara para empezar a rodar en julio en Australia la tercera entrega de este superhéroe, Thor: Ragnarok, filme al que seguirá el regreso de este personaje al grupo de Los Vengadores en dos nuevas películas que tienen previsto su estreno para 2018 y 2019. “Supongo que después de esto querré cambiar de tercio”, suspira sin queja.
En lo personal ya lo ha hecho. La mudanza con su familia a Byron Bay ha sido todo un cambio. “Llegó ese momento en el que no teníamos que estar tanto en Los Ángeles para reuniones y siempre quise que mis hijos crecieran como yo”, afirma quien describe su infancia como la de Cocodrilo Dundee. ¿Y Elsa? “Le encantó la idea. Su única condición fue que no hiciera mucho frío”, añade. Y así cambió el lujo de la mansión victoriana de Malibú por ese otro paraíso en las playas de Australia. “Tenemos una especie de granja con animales y nos pasamos el 90% del tiempo al aire libre. Todos estamos muy contentos con el cambio”, señala. Pero lo suyo está lejos de ser un adiós a Hollywood. Tras hacer fortuna con la venta de su mansión californiana (la prensa habla de un beneficio cercano a los 3,5 millones de euros), este amante del surf mantiene una propiedad en las costas californianas, más pequeña y moderna, pero con su propio cine, cuatro dormitorios con cuartos de baño y una habitación familiar para toda su prole.
A este actor hogareño el trabajo le lleva por todo el mundo, como es el caso ahora tras su último y reciente estreno: Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina del hielo, rodada en Londres. “Elsa y Emily [Blunt] pasearon mucho juntas por Londres”, recuerda el actor de las correrías de su esposa con su compañera de rodaje. “Mientras, India vino al rodaje y ahora se piensa que papá trabaja en un castillo y lucha contra los malvados para defender a la princesa”, añade de un set donde se juntaron sus hijos con los de Blunt y los de Charlize Theron. “Es increíble cómo cambió el tono cuando los chavales lo tomaron al asalto”, admite atesorando el momento. ¿Echa de menos algo más que el español este dios de dioses? “Bueno, ¿a quién no le gustaría ser Bond?”, bromea con esa otra meta en la mente de cualquier actor. “Pero de eso no me tengo que preocupar, el tema ni ha salido a la palestra y estoy seguro de que hay muchos delante de mí”, añade bromista. Aunque nunca se sabe cómo puede acabar el cuento.
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