David Simon: “Si gana Trump, pediré asilo político en Cataluña”
Charlamos con el guionista televisivo más influyente de todos los tiempos y creador de 'The Wire' o 'Treme' coincidiendo con su paso por el 'Serielizados Fest'
Hay personas que caminan sobre el agua, y David Simon es una de ellas. Es el mejor en lo que hace, y lo que hace son guiones para series de televisión que se convierten en clásicos instantáneos. Con The Wire hizo que las series empezaran a ser consideradas una forma de arte tan respetable como el cine o la prosa, y otros títulos como Treme o Show me a hero lo han consolidado como una de las voces más potentes de la ficción contemporánea.
Coincidiendo con su paso por el Serielizados Fest, hemos querido desmontar a David Simon en diez puntos. Uno por cada letra de su nombre.
D de derecha. Es de dominio público que representantes de la derecha española, con la popular Cristina Cifuentes a la cabeza, son fans irredentos de The Wire, pero, ¿existen políticos americanos conservadores que sigan de cerca el trabajo de Simon? “Por supuesto que sí. En Estados Unidos hay una deformación de la derecha tradicional, los libertarians, a los que personalmente detesto, pero puedo coincidir con ellos en ciertas posiciones, como las que tienen frente a la guerra contra las drogas. La visión que The Wire da de ciertas cosas puede resultar atractiva para gente de su perfil, pero es algo sobre lo que yo, como creador, no tengo control alguno”.
A de asilo (político). “Si gana Trump, pediré asilo político aquí, en Cataluña”. Simon se muestra preocupado por el ascenso meteórico del candidato republicano, pero, al contrario que otros compañeros suyos de la cadena HBO, como Lena Dunham, evita decantarse en público sobre si prefiere a Hillary Clinton o a Bernie Sanders como representantes demócratas. “El voto es secreto”, nos recuerda. Gane quién gane, según el guionista, lo va a tener crudo. “Entre quien entre a gobernar, va a encontrarse con las mismas dificultades. La silla del presidente siempre será la silla del presidente, pero los problemas que tiene Estados Unidos son sistémicos”, apunta Simon.
V de vida (en pareja). “Mi mujer ha dejado de leer mis guiones, porque la experiencia de leer un guión no es la misma que la de leer un libro. Yo sí leo sus libros, pues ella tiene algunos publicados. Leer una novela es una experiencia pura, porque un libro tiene valor por sí mismo, pero para disfrutar y valorar mi trabajo, por otro lado, lo mejor es ver el resultado en pantalla. Es por ello que mi esposa prefiere esperar a que las series en las que trabajo se emitan en lugar de leer mis borradores”, dice sobre Laura Lippman, periodista con la que comparte su vida y que, junto a sus compañeros George Pelacanos y Richard Price, se ha convertido en su mejor preescriptora. “Sólo veo una serie si me la recomiendan antes George, Richard o Laura”.
I de izquierda. “Yo soy de izquierdas, pero para nada represento un punto de vista mayoritario entre los ciudadanos de mi país”. Una de las preguntas que más le hacen a Simon cuando viene a España es sobre su interés en la Guerra Civil, evento histórico por el que siempre ha sentido fascinación. “Es una gran historia, muy trágica y muy complicada. Aunque evidentemente siento más simpatía por un bando que por el otro, creo que debe ser explicada sin maniqueísmos. Pero claro, imagínate venderle un proyecto así la televisión americana; imagínate venderles una historia donde habían comunistas luchando en defensa de la democracia. Ni un Bernie Sanders presidente podría ayudarme ahí”, expone con humor.
“Yo soy de izquierdas, pero para nada represento un punto de vista mayoritario entre los ciudadanos de mi país”
D de dream project. Además de fantasear con una posible serie de la Guerra Civil, Simon confiesa tener millones de proyectos soñados en la cabeza. “Me apasiona la historia de la CIA. Estuve trabajando en un proyecto sobre el tema, incluso lo moví por televisiones británicas por sugerencia de HBO, pero sigue sin poder hacerse de momento; es demasiado ambicioso. También quería tratar el tema palestino y la situación trágica en la que vive ese pueblo. Mi intención era no sólo contar con un equipo artístico palestino, sino rodearme de guionistas y directores de ese país para levantar mi historia. A día de hoy, lamentablemente, es un proyecto que también permanece en stand by”.
S de sexo. “Con ocho años encontré un número de Playboy escondido en el armario de mi padre. Mi educación sexual se reduce a ese hallazgo fortuito”, confiesa el guionista, que ahora mismo se encuentra inmerso en un proyecto sobre los inicios de la industria pornográfica, The Deuce. “El porno estuvo en sus inicios financiado por el crimen organizado, no era un negocio regulado como lo es a día de hoy. Lo interesante de esta nueva serie es que, aunque hable de una época y una industria muy concreta, nos está sirviendo para hablar de cosas que ocurren en la actualidad”, nos avanza Simon. Y tratándose del responsable de Show me a hero, no podemos hacer otra cosa que creerle.
“El porno estuvo en sus inicios financiado por el crimen organizado, no era un negocio regulado como lo es a día de hoy”
I de icónico. Habrá que esperar un poco para ver si el personaje de James Franco, protagonista de The Deuce, consigue o no entrar en el panteón de creaciones eternas de Simon, como ya lo son Omar, Bubbles o McNulty de The Wire. “Si esos personajes son tan icónicos ha sido gracias al trabajo que hicieron con ellos los actores”, asevera con modestia el guionista. David Simon, sin embargo, cree que la auténtica y única protagonista de su serie más famosa es la propia ciudad de Baltimore. “Es la ciudad la que impulsa la historia y, a su vez, es la historia que te estamos contando la que hace que sientas o no empatía por los personajes”.
M de moral. “La moralidad, en ficción, es terriblemente aburrida. Conceptos como el bien y el mal han sido tan explotados narrativamente que apenas puedes hacer nada interesante con ellos”, se queja el creador de, no olvidemos, algunos de los personajes más ambivalentes de la televisión moderna. Esta posición, además, no la mantiene sólo como escritor, sino que como consumidor de ficción también aprecia las historias con escalas de grises. “Tony de Los Soprano es un personaje estupendo: no es una buena persona en un millón de aspectos, pero puedes verlo delinquir y, en cuestión de minutos, revelarse como alguien completamente decente y ordinario”.
O de Obama. “Aunque visto desde una perspectiva europea la gestión de Obama haya sido decepcionante, para mí no lo ha sido”, confiesa sobre el presidente americano, con el que tuvo el lujo de mantener un cara a cara televisado. “Aunque no se ha conseguido implantar de la forma en la que él hubiera querido, el avance que ha supuesto en sanidad algo como el healthcare es muy importante. Creo que ha hecho muchísimas cosas bien, la última de ellas trabajar por volver a iniciar relaciones con Cuba. Ha sido el único con la valentía de decir: basta de esta mierda. Mi país tiene muchos cosas negativas, pero te aseguro que Barack Obama no es uno de ellas”.
N de números. The Wire estuvo a punto de ser cancelada por sus bajos índices de audiencia, una maldición, la del público minoritario, que parece acompaña al guionista en cada uno de sus proyectos. “Que los estudiantes de audiovisuales intenten descifrar cómo hacer ficción cogiendo de ejemplo The Wire o Treme no es lo más óptimo si lo que quieren es crear productos masivos; formalmente soy un ejemplo pésimo de cómo crear una serie de éxito. Esta es una de las razones de que me cueste más levantar según qué proyectos: no tengo la proyección de, por ejemplo, un Martin Scorsese. Si el proyecto es de época, o tiene localizaciones internacionales, probablemente se necesite demasiado dinero para hacerlo; demasiado para una serie de David Simon, quiero decir”, bromea.
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