Giri y Caruana decepcionan

“Jugar contra Vishy ya es muy duro. Pero contra Vishy más una computadora muy potente es mucho peor aún”, explicó Giri en la conferencia de prensa para justificar su elección de una variante insulsa y muy tablífera en lugar de la línea crítica preparada por el pentacampeón del mundo. Pero ese argumento no convence en este caso concreto porque el riesgo era pequeño y fácil de calibrar: el rey blanco no corría tanto peligro; en el mejor de los casos para el indio se llegaría a una posición equilibrada, pero un juego preciso del holandés le hubiera dado clara ventaja.

¿De qué sirve contratar como entrenador a quien tal vez sea el mejor del mundo, Vladímir Tukmákov, si luego no se tienen redaños para arriesgar con blancas frente a Anand? Del inmenso talento, tremendos reflejos y virtuosismo estratégico de Giri no hay duda alguna. Pero si lo que pretendió decir es que sólo está dispuesto a atacar cuando salga de la apertura en una posición que haya estudiado a fondo, alguien debería indicarle que eso equivale a renunciar a la corona de Magnus Carlsen.

El esperado combate entre los dos líderes fue bueno mientras duró, aunque con imprecisiones de ambos, que al mismo tiempo mostraron sus mayores virtudes y su buena forma: Aronián se siente muy cómodo haciendo equilibrios en posiciones de riesgo, lo que demuestra que confía mucho en sí mismo; y Kariakin es durísimo, más que nunca, porque la madurez se une ahora a su excelsa técnica de siempre.

Las otras dos partidas deleitaron a los aficionados, con desenlaces muy distintos. Ya se sabe que Véselin Topálov necesita, más que otros jugadores, estar en muy buena forma para que su estilo de alto riesgo se convierta en puntos, además de hacer vibrar al público. El búlgaro de Salamanca incendió el tablero con un sacrificio de pieza muy profundo, que requería una exactitud milimétrica en las jugadas de ataque para mantener la compensación. Topálov falló en una (31 ..Df5!) y pronto quedó perdido ante Hikaru Nakamura, quien logró así su primera victoria, con un rendimiento general muy por debajo de su nivel de los últimos meses.

La mejor lucha del día pudo haber sido una joya, pero Péter Svídler la estropeó cuando le quedaba el trabajo menos difícil técnicamente, pero con menos tiempo en el reloj del que necesitaba para rematar bien a Fabiano Caruana. Éste jugó con poco vigor en la apertura y fue víctima de un bello y profundo sacrificio de pieza que le dejó casi perdido. El heptacampeón de Rusia tuvo dos o tres oportunidades de lograr ventaja decisiva, pero el ítalo-estadounidense salió del ataúd y se mantiene vivo con siete empates en siete rondas en una actuación hasta ahora decepcionante. Como en el caso de Giri, tampoco hay la menor duda sobre sus grandes virtudes -tremenda fuerza táctica y de cálculo, así como una preparación enciclopédica-, pero le falta un plus de precisión en los momentos clave ante rivales de alcurnia.

Descartado Topálov por completo para el primer puesto, no parece que Giri y Svídler estén jugando este torneo con la mentalidad necesaria para ganarlo. Aún no se debe suprimir a Nakamura, multado con el 10% del premio que gane por no presentarse a la rueda de prensa del jueves tras su derrota ante Aronián, porque su carácter y clase le capacitan para una segunda vuelta memorable. Los otros cuatro están en un pañuelo de un punto, pero no es menos cierto que Kariakin y Aronián han mostrado hasta ahora una actitud y una confianza superiores. Falta por saber quién aguantará mejor la tensión nerviosa y el cansancio acumulado en dos semanas muy tensas.

Clasificación: 1º-2º Kariakin y Aronián 4,5 puntos; 3º Anand 4; 4º-5º Caruana y Giri 3,5; 6º-7º Nakamura y Svídler 3; 8º Topálov 2.