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Jenny Packham, la diseñadora de los vestidos bonitos

La británica que viste a Kate Winslet, Adele, Taylor Swift o Angelina Jolie

La diseñadora Jenny Packham en la Semana de la Moda de Nueva York de 2014.Vídeo: REUTERS / EL PAÍS VÍDEO

Prefiere adornar su ropa antes que su discurso. “Solo quiero hacer vestidos bonitos”, dijo en una ocasión Jenny Packham (Southampton, Inglaterra, 1965). Esta honestidad ha hecho a la diseñadora de moda ganar clientas pero no prestigio dentro de la industria. Los atuendos de pedrería de Packham no causan sensación en Instagram y como apunta The New York Times, personalidades influyentes del sector como Anna Wintour se saltan sus desfiles. Esta británica, que lleva 28 años en el negocio, se dedica a lo que los anglosajones llaman occasion wear, es decir, a vestir a ricas y famosas en ocasiones señaladas. Sus prendas son favorecedoras y sin complicaciones, nada que defina temporadas o desencadene tendencias. Poco le importa a Packham. Si algo no le falta es visibilidad. La diseñadora tiene entre sus asiduas a estrellas del espectáculo, como Kate Winslet, Adele, Taylor Swift o Helen Mirren. Angelina Jolie atesora uno de sus vestidos para cuando sus hijas crezcan, y sus creaciones han salido en la serie Sexo en Nueva York, la película El Diablo viste de Prada y algunas de las entregas de Bond.

Packham es, sobre todo, conocida por ser la diseñadora de cabecera de la duquesa de Cambridge. Ella fue la encargada de hacer los vestidos que Kate llevó para posar en la puerta del hospital tras dar a luz a sus dos hijos, y le diseña ropa a medida, en ocasiones hasta con bolsos a juego. La duquesa valora que nunca haya hablado sobre ella en los medios y que no comercialice versiones de los diseños que le cose en exclusiva. Packham es extremadamente discreta y conoce lo que es apropiado llevar en sociedad. Todo esto le hace ganar puntos entre millonarias, pero no es rancia ni mojigata: la reina del striptease burlesco Dita Von Teese es una de sus mejores clientas.

La creadora cuenta con tiendas en Londres, París y Hong Kong. Su boutique insignia, en el barrio londinense de Mayfair, tiene con un probador privado a salvo de curiosos. Allí es donde ella hace pruebas a las famosas y donde (posiblemente) recibe a Kate Middleton. Paralelamente a sus colecciones de prêt-à-porter mantiene una línea low cost de vestidos de noche para los grandes almacenes británicos Debenhams y una división nupcial que le supone la mitad de sus ingresos. Elizabeth Hurley y Kim Sears, la esposa del tenista Andy Murray, son dos de las caras conocidas que han elegido casarse con uno de sus trajes de novia.

Clase sin vanguardismo

La creadora no tiene ningún complejo en reconocer que diseña con la alfombra roja en mente, algo inusual en una industria que peca de pretensión. Mantiene una oficina en Los Ángeles con vistas a la temporada de premios cinematográficos y tras probar en las semanas de la moda de Londres y Milán se ha asentado en Nueva York, donde desfila desde hace siete años. Nunca ha buscado ser “estrafalaria o vanguardista”, sentía “presión” para serlo en Londres y decidió no presentar sus colecciones en su ciudad. Tampoco es muy partidaria del desaliño de sus paisanos. “Voy por la calle [en Reino Unido] y a veces pienso. ‘Dios mío, píntate un poco los labios’. Podemos ser bastante sosos”, ha declarado.

Kate Middleton durante su visita oficial a Canadá.
Kate Middleton durante su visita oficial a Canadá.cordon press

Su formación, sin embargo, es totalmente británica. Ella, al igual que Galliano o Alexander McQueen, es exalumna de la prestigiosa escuela Central Saint Martins. Allí conoció a su pareja, Matthew Anderson, con el que fundó su firma. Tienen dos hijas, Georgina e Isabella, de 22 y 18 años, y viven en el barrio de Hampstead en el norte de Londres. Algunos señalan a Anderson, hoy CEO de la firma, como la mano detrás de las cualidades favorecedoras de los diseños de la marca. “A los hombres les gustan las prendas que realcen la figura”, contestó cuando le preguntaron sobre la contribución de su compañero.

Es indudable que Packham sabe cómo cortar un vestido, pero su rol como creadora palaciega le ha traído nuevos retos. Uno de los modelos que diseñó para Kate Middleton en su visita oficial a Canadá mostró más de lo debido tras un golpe de viento. Poco después Packham recibió una carta de una señora de Wisconsin que le reprochaba no haber puesto pesos en los bajos. Hacer vestidos bonitos no es tan fácil como parece.

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