12 rincones maravillosos (y poco conocidos) del País Vasco
El Guggenheim, la playa de la Concha, los bares de pintxos o el Athletic de Bilbao. El País Vasco tiene símbolos archiconocidos. Pero más allá de los tópicos existenotros rincones apetecibles para elviajeroexigente que busque esa otra Euskadi. Aquí van doce de mis favoritos:
1. Salinas de Añana (Álava)
Las salinas del valle salado de Añana se conocen desde al menos el año 822 y llegaron a ser unas de las más importantes de España. Pero loque hace singulara esta antigua explotación salinera a 30 kilómetros de Vitoria-Gasteizes que dada la escasa superficie llanadisponible, los vecinosfueron construyendoplataformas de madera-las eras- de entre 12 y 20 metros de superficie cada una, para colocar allí el agua cargada de sales. El entramado de maderos y plataformas es único en el mundo. Cuando la competencia de la sal marina hizo inviable seguir extrayendo en Añana, las eras cayeron en el abandono. Hasta que hace unos años se acometió un ambicioso proyecto de restauración que rehizo las plataformas y levantóun centro de interpretación desde donde se organizan visitas guiadas para que el viajero moderno pueda recrear la historia de este fascinante espacio industrial./ Foto: Fundación Valle Salado
Más info: Fundación Valle Salado
2. Casco medieval de Vitoria-Gazteiz (Álava)
La ciudad vieja de Vitoria-Gasteiz, a la que los vitorianos llaman el casco medieval, es un curioso entramado urbano con forma de almendra donde las iglesias y los palacios se apiñan en torno a calles de piedra vieja con nombres tan evocadores como Cuchillería, Pintorería, Zapatería o Correría. La catedral vieja de Santa María, que domina con su silueta el horizonte del casco antiguo, tiene escrita en sus entrañas la crónica de Vitoria. Un templo gótico que ha sufrido en sus carnes el reasentamiento de los cimientos y la no siempre acertada intervención humana. Las grietas y la curvatura de sus pilares obligaron a un plan director de conservación mediante el que un grupo de expertos logró estabilizar el que muchos llamaban ya “el templo del miedo”/ Foto: Ayuntamiento de Vitoria
Más info: Oficina de Turismo de Vitoria-Gasteiz
3. Parque Natural de Valderejo (Álava)
Incrustada a presión en tierras burgalesas y conectada con el resto del País Vasco mediante un estrecho corredor, la vieja Hermandad de Valdegovía es una de las zonas más remotas, desconocidas y poco pobladas de la provincia de Álava. Una treintena de pueblos que terminan, en su parte más inaccesible, en el parque natural de Valderejo, declarado zona protegida en 1992 para salvaguardar un entorno de transición entre el clima y la flora mediterránea y la atlántica. Valderejo es un curioso valle en forma de horquilla, con dos paredes calizas continuas y escarpadas a ambos lados que terminan por cerrarse como una herradura.En él conviven bosques de encina, pino y quejigo con otros de haya y roble. El río Purón nace al pie de las paredes calizas que cierran el anticlinal y vertebra todo el espacio protegido mientras fluye en busca del Ebro, en el que desagua. / Foto: Paco Nadal
Más info: Parque Natural de Valderejo,Turismo de Euskadi
4. Casa-torre de los Varona (Álava)
Villanañe es un pequeño, apacible y casi desconocido pueblo al sur de Álava. Allí se encuentra la torre‐palacio de los Varona, uno de los mayores conjuntos fortificados del País Vasco. Se trata de un palacio‐castillo levantado en el siglo XVI sobre una loma que domina la campiña. Ha estado siempre en uso por los descendientes de los Varona, por lo que llegó a nuestros días en cierto estado de conservación. El nombre proviene de una de las mujeres de la familia feudal propietaria del castillo, personaje de armas tomar que en una batalla logró hacer prisionero al rey Alfonso I, lo que le valió el sobrenombre de la “varona”. Por dentro conserva parte del mobiliario original y por fuera, la barbacana almenada y el llamativo foso, al que dos puentes ayudan a vadear./ Foto: Paco Nadal
Más info: Turismo de Valdegobia
5. Laguardia (Álava)
Un pueblo fortaleza, amuralladoyde calles estrechas, donde aún manda la piedra. Un subsuelo horadado por docenas de kilómetros de túneles que sirvieron y sirven como bodegas, algunos de ellos de hastaa seis metros de profundidad. Y un entorno de viñas trazadas de forma perfecta sobre suaves colinas donde toman cuerpo algunos de los que luego serán los mejores y más caros vinos de la denominación de origen La Rioja. Así es Laguardia, el pueblo emblemático de La Rioja alavesa. En el interior del recinto amurallado destaca la iglesia de Santa María de los Reyes consu pórtico policromado y la plaza Mayor. Imprescindible en un día soleado, sentarse en ella a tomar un vino de Rioja viendo bailar la jota a los muñecos del carrillón./ Foto: Turismo País Vasco
Más info:Oficina de Turismo de Laguardia
6. Ermita de la Antigua (Guipúzcoa)
Una carretera de dos kilómetros asciende desde Zumáraga entre colinas y prados bucólicos – en fuerte contraste con la frialdad de la zona industrial que rodea la ciudad – hasta la ermita de La Antigua, una de las iglesias más originales e impactantes del País Vasco. Basta acceder a su interior y mirar hacia el techo para saber el por qué. Un entramado perfecto de jabalcones, cerchas, mésnulas, zapatas y vigas componen su artesonado de madera. Un trabajo de carpintería tan perfecto que dicen que si le dieramos la vuelta a la iglesia y la echaramos al agua, flotaría. Como un barco. Todo lo que los ojos ven, y lo que no, está fabricado mediante ensamblaje de madera, sin un solo clavo. Unajoya del románico vasco./ Foto: Euskadi Basque Country
Más info: Turismo delAyuntamiento de Zumárrga
7. Puente Palacio sobre la ría del Nervión (Vizcaya)
Fue el primer puente trasbordador del mundo y un prodigio de la técnica cuando se inauguró, en 1893. Y aún hoy su envergadura sigue maravillando a quien lo contempla por primera vez. El Puente Palacio o Puente de Vizcaya salva, con su original diseño, la ría del Nervión, enlazando Portugalete con el barrio de las Arenas de Getxo. Construido con no pocas polémicas ni dudas sobre su viabilidad por el ingeniero Alberto de Palacio fue durante casi 100 años el único puente sobre la ría ya que con su original diseño, la barcaza de pasajeros y carruajes no interrumpía el paso de grandes navíos hacia el interior del puerto bilbaíno. La estructura tiene 160 metros de longitud y una altura de 61 metros. / Foto: Paco Nadal
Más info: Oficina de Turismo de Getxo
8. La senda del monte Jaizkibel (Guipúzcoa)
Una senda recorre el perfil más abrupto y quebrado del litoral guipuzcoano, el del monte Jaizkibel -el mayor acantilado costero del Cantábrico-, que separa Hondarribia y San Sebastián y desde cuyas alturas los pescadores vascos oteaban el Cantábrico en busca de ballenas. Un paseo extraordinariamente solitario y natural, pese a discurrir por una zona densamente poblada e industrializada, que transita por laderas verdes de helechos y praderas herbáceas que se funden con al azul del Cantábrico. La ruta empieza en el santuario de Guadalupe, en Hondarribia, y baja luego a la ría de Pasajes. Arriba, sobre la cresta de la sierra, se ven aún restos de torres defensivas de la Guerra Carlista. / Foto: Paco Nadal
Más info:Turismo de Hondarribia
9. Orio (Guipúzcoa)
Orio es uno de los puertos históricos de Guipúzcoa. Su silueta compacta se extiende en la desembocadura de la ría del río Oria, que casi suena a trabalenguas. El casco viejo rodea la enorme iglesia de San Nicolás, típico ejemplo de templo‐baluarte que fue parte importante de las fortificaciones de la villa y que aún conserva el camino de ronda y un gran pórtico‐atrio. Pero si por algo es famoso Orio es por el remo. Aunque parezca increíble un pueblo de apenas 5.000 habitantes ha ganado 31 veces (el doble que el segundo clasificado) la Bandera de la Concha de San Sebastián, la prueba reina de la temporada de traineras en el Cantábrico. / Foto: Paco Nadal
Más info: Turismo de Orio
10. Monasterio de Zenarruza (Vizcaya)
El peso de la historia invade al ánimo del visitante -y del peregrino que transita por el Camino del Norte- nada más entrar en los vetustos muros de Zenarruza, la única colegiata de Vizcaya. Una tradición como centro de peregrinación vizcaíno que se remonta al siglo X, cuando los lugareños comenzaron a construir el primer edificio. Zenarruza alcanzó su esplendor en el siglo XVI, tras periodos de olvido y varios incendios. La iglesia, uno de los pocos edificios que queda en pie de la ampliación del siglo XVI, tiene un gran atrio de madera y un claustro renacentista de planta cuadrada. Alberga uno de los órganos más antiguos de Vizcaya. Lo comunidad de monjes trapenses que lo regente mantiene abierta también una hospedería./ Foto: Paco Nadal
Más info: Monasterio de Zenarruza
11. Ría de Urdaibai (Vizcaya)
Urdaibai es uno de los últimos paraísos marítimo‐terrestres de la cornisa cantábrica. En ella se conjugan muchos ecosistemas: carrizales y marismas, playas de marea y vegas fluviales, dunas de arena y bosques caducifolios, donde anidan o invernan más de 100 especies de aves marinas y migradoras. Por eso fue declarada Reserva de la Biosfera en 1984. El espacio protegido no abarca solo la ría, que se extiende desde Gernika hasta su desembocadura en Mundaka, sino que incluye otras zonas de interior y de la costa. En total, un 10% de la superficie total de Vizcaya, desde el cabo de Machichaco hasta el de Ogoño.La ría se puede recorre a pie o, mucho mejor, a bordo de un canoa. Hay varias empresas que organizan esta actividad. / Foto: Turismo de Urdabai
Más info: Turismo de Gernika
12. Pasajes de San Juan (Guipúzcoa)
En Pasajes de San Juan (Pasaia Donibane), las galerías de madera de las casas miran a la ría: llevan así toda una vida, mirando al mar que ha sido el sustento y la razón de ser de este pueblo genuinamente marinero. Viendo salir a los hombres en barca en busca de ballenas o anchoa; y viéndolos regresar al hogar, si la suerte no se ponía de cara, por la misma estrecha bocana que da acceso al Cantábrico. Pasajes es de los pueblos vascos que mejor han conservado su fisonomía y su ambiente marinero. El pescado fresco atrae visitantes todos los fines de semana a sus muchos restaurantes, aunque ahora en el puerto de Pasajes más que pescado lo que se descarga es chatarra para la industria siderúrgica.
Más info: Ayuntamiento de Pasajes de San Juan
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