Carlsen y sus retadores arrancan un año intenso en Wijk aan Zee
Giri, Caruana y Kariakin miden sus fuerzas con el campeón
Nada hay en Wijk aan Zee (Holanda) que atraiga al viajero en invierno, salvo que le guste el ajedrez. En tal caso, el aficionado será feliz en esa gélida playa del Mar del Norte que reúne a unos 1.500 jugadores cada enero, divididos en muchos torneos. Entre ellos, el noruego Magnus Carlsen, campeón del mundo, y tres de sus posibles retadores en noviembre: Anish Giri (Holanda), Fabiano Caruana (EEUU) y Serguéi Kariakin (Rusia).
Carlsen, de 25 años, se mostró sonriente y simpático ayer durante la fiesta inaugural en los salones del patrocinador (la acería Tata Steel). Dado que no acostumbra a ser tan jovial, cabe deducir que se encuentra bien: “Es verdad que 2015 no fue mi mejor año en general, pero mis resultados en los dos últimos torneos [Londres y Catar] han sido buenos, lo que me incita a creer que estoy en forma”, explicó.
Sería lógico que su principal objetivo en este torneo fuera asustar a sus tres adversarios principales, minar su confianza, dado que los tres (junto a Anand, Topálov, Aronián, Nakamura y Svídler, que no están en Wijk aan Zee) disputarán en marzo el Torneo de Candidatos de Moscú, cuyo vencedor desafiará al escandinavo en noviembre. Un mazazo psicológico en el momento preciso puede producir largas secuelas.
Obviamente, eso no es probable, sobre todo en el caso de Giri, de 21 años, 3º del mundo y en alza, cuyo enorme talento y buenos resultados ya alientan la esperanza de que Holanda vuelva a tener un ídolo de masas que recuerde los gloriosos tiempos de Jan Timman, quien también llegó a ser el 3º del mundo en los años ochenta. Giri, entrenado ahora por una eminencia, el ucranio Vladímir Tukmákov, mostró ayer una equilibrada mezcla de ambición y realismo: “Ya me siento consolidado entre los diez mejores del mundo, porque estuve ahí metido durante todo 2015, aunque debo matizar que las diferencias entre el 2º y el 9º son pequeñas. No hay duda de que Carlsen es el gran favorito, pero él también es vulnerable, como todos, y yo puedo tener mi oportunidad. Ya la tuve el año pasado, cuando cuatro jugadores terminamos a medio punto de Magnus, y creo que he mejorado sustancialmente en los últimos doce meses”.
Caruana y Kariakin tienen un temperamento distinto al de Giri, pero están muy apoyados por los mecenazgos que sostienen el ajedrez en sus respectivos países. En EEUU, gracias a la gran inversión del millonario Rex Sinquefeld, han nacionalizado recientemente a Caruana, antes italiano, y al filipino Wesley So (otro aspirante a dar sorpresas en Wijk aan Zee), quienes, junto a Nakamura, lucharán por dar a su nuevo país una medalla de oro en la Olimpiada de Ajedrez de Bakú (Azerbaiyán) en septiembre. Kariakin, de 26 años y origen ucranio, es la gran esperanza del millonario Andréi Filátov, presidente de la Federación Rusa de Ajedrez. Aún conserva la marca del gran maestro más joven de la historia (logró el título a los 12 años y 7 meses), pero nunca ha brillado tanto como Carlsen desde entonces.
Conviene que el aficionado siga lo que acontezca en Wijk aan Zee con otros focos secundarios también encendidos. Por ejemplo, para seguir al chino Liren Ding (23 años, 12º del mundo) y sobre todo a su compatriota Yi Wei, de 16, a quien muchos ven como sucesor de Carlsen, pero con la duda de que sus últimos resultados han sido malos. La también china Yifán Hou, 21 años, número uno del mundo, es probablemente uno de los mayores talentos naturales de la historia; sin embargo, parece poco probable que pueda igualar las hazañas de la retirada Judit Polgar porque su dedicación al ajedrez no es tan intensa como la de la húngara a la misma edad.
Aún hay más factores atractivos. Por ejemplo, la actuación en el torneo B del talentoso estadounidense de origen armenio Samuel Sevián, de 15 años. Es casi imposible que un aficionado al ajedrez pueda aburrirse en las próximas dos semanas.
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