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CLAVES
Columna
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Puesta al día

Somos los más modernos con nuestros ministros con mando en fábrica, y con nuestros católicos más consumados

Jorge M. Reverte

La antigüedad de las instituciones marca unas veces su irremediable caída, pero otras marca también que todavía tienen una gran vitalidad. Los empleados de Volkswagen en España han demostrado estar a la cola de Europa en lo suyo, que es mantener el empleo en una reivindicación acordada con los compañeros: es lo que antes se llamaba lucha sindical. Cuando las empresas tenían un carácter transnacional, los sindicatos tendían a unificar las peticiones laborales.

El ministro de Industria, José Manuel Soria, lo que hace es defender su puesto de trabajo, y lo hace bien, porque es lo que le toca. Él va a Alemania a ver al jefe, y le dice esa frase tan de subjefe: “¿Qué hay de lo mío?”. Y ha tenido suerte, y lo suyo ha quedado mejor de lo que esperaba. Eso quiere decir que ministros va a seguir habiendo, y en todos los países, para que a los presidentes de Volkswagen o Apple o algunos pocos más les pongan a alguien con mucho mando que pueda garantizar a la fábrica del jefe que va a tener obediencia.

En la misma línea, la Asociación Española de Abogados Cristianos ha decidido poner una querella contra los padres de la niña Andrea por haber truncado su carrera al sufrimiento santificador.

Y van los sindicatos españoles, en este caso los que fueron más combativos, los del metal, y echan las campanas al vuelo porque de lo nuestro no se va a tocar nada. Las inversiones en España van a seguir igual. Menos mal que no hay que distinguir todavía entre la Landaben y Martorell. Nos da lo mismo qué va a pasar a cien kilómetros, en Francia.

Somos los más modernos con nuestros ministros con mando en fábrica, y con nuestros católicos más consumados, pero la actitud de nuestros sindicalistas del metal anuncia ya que eso va a ir mal, que los afiliados van a reivindicar menos que la planta de novedades de El Corte Inglés.

Los empleados (antes los obreros no querían que les llamaran eso) de las fábricas de coches han cambiado. Por ejemplo, hubo unos años en que en las huelgas de la Ford España, las cadenas de montaje se acababan con un tipo armado de un mazo. Obviamente, el tipo destrozaba el trabajo acabado por todos sus predecesores en la cadena. Ni una cosa ni la otra.

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