Una de las claves para Neis es el carácter social y económicamente inclusivo y cooperativo: desde poder ir caminando al trabajo como cultivar un huerto urbano. A nivel internacional se le llama urban farming y los hay en decenas de ciudades de todas las latitudes: Londres, París, Nueva York o Madrid. En Toronto, Canadá, hay 1,2 millones de metros cuadrados y en Copenhague ya son obligatorias las azoteas verdes.
Neis aboga por una ciudad atractiva y habitable siguiendo el ejemplo asiático: “Con densidades de población mucho más altas, la vida urbana resulta diferente, más conectada, como en Tokio”. La capital japonesa ha sido elegida este año como ciudad ganadora en el top 25 de la revista Monocle, que mide ratios como cuánto cuesta una taza de café (3 euros) o cuánta basura se recicla (el 23%). “Desde cualquier medida convencional, Tokio debería ser un desastre”, comienza la revista, “sin embargo prueba día a día que el transporte puede ser barato y puntual, que la comida puede tener un equilibrio entre precio y calidad y que millones de habitantes pueden convivir y además ser amables entre ellos”.
En la imagen, los pasos peatonales de Shibuya. en Tokio.