9 fotosY los diez anihéroes del verano 2015 son...La redacción de ICON elige a los personajes más incómodos, polémicos y provocadores de estos dos últimos mesesICON03 sept 2015 - 08:33CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceDe toda la vida, engañar a tu pareja ha sido como trabajar: si se ha de hacer, es más importante hacerlo con inteligencia que en abundancia. Las repercusiones morales, conyugales y psicosociales varían según quien engañe, pero esa máxima parecía universal. Al menos hasta que un grupo de 'hackers' decidió demostrar que la web de contactos para infieles Ashley Madison no era tan segura como parecía y publicó la identidad de sus 36 millones de usuarios. Entonces amargamente confirmamos que en la era de los teléfonos inteligentes, preferimos engañar a lo tonto. Pero el mal perpetrado por estos 'hackers' va a más. Sabemos todos que vivimos en un mundo en el que los secretos que confiamos con un 'clic' se destapan con otro 'clic': por eso estas violaciones de seguridad destruyen más que construyen. En este caso, miles de personas lesbianas, gais, transexuales o bisexuales que vivían en países homófobos y cuya identidad, protegida hasta ahora por la web, acaba de ser revelada ante todo el mundo. Vaya fin y vaya medios. – Tom C. AvendañoGetty ImagesEs mezquino meterse con alguien por su forma de vestir, y más cuando ese alguien hace esfuerzos por despojarse de sus complejos y ser esa persona desinhibida que todos querríamos ser. Entra en escena el campeón de Fórmula Uno Lewis Hamilton, una camisa de flores, un pantalón malva, un mocasín color tierra y un panamá más nuevo que los sombreros recién hechos de las tiendas de Panamá. El problema no es que le prohibieran el paso al palco real de Wimbledon así vestido este verano (exigen chaqueta y corbata), sino que este hombre vive todo el año en un colorido embrollo de chaquetas estampadas, tupés y relojes, muchos relojes muy grandes. Que cada uno vista como le dé la gana, la vida es una pasarela, pero desde que se abrió la caja de Pandora de los deportistas sin miedo a la moda, es dificilísimo estar callado. – Daniel GarcíaCordonSi hay un rasgo que defina a un personaje incómodo es su capacidad para contraatacar en el momento menos pensado. Apenas se habían apagado las barbacoas de las Fiestas de la Paloma cuando Esperanza Aguirre, que este año no ha lucido traje de chulapa y que permanecía en un relativo silencio desde el comienzo del verano, hacía una entrada triunfal en escena para proponer a PSOE y Ciudadanos una alianza temporal (también llamada moción de censura) para quitar la alcaldía madrileña a Manuela Carmena. El socialista José Miguel Carmona se puso aún más castizo y respondió que sólo apoyaría a Aguirre si se postulara para taquillera del Circo del Sol (ya podía haber sido el Price). La exalcaldesa reculó, aunque sigue diciendo lo mismo desde su recién estrenada columna de opinión en un medio conservador digital. Esperamos para pronto su próxima andanada. – Carlos PrimoCordonUn valiente dijo en un foro que algunos momentos de los dos primeros capítulos de 'True detective' (el de Matthew McConaughey y Woody Harrelson) eran soporíferos. Le cayeron improperios desde todos los flancos. Y no le faltaba razón al valiente, aunque los otros seis episodios eran tan sublimes que aquellos momentos tan contemplativos del inicio los olvidamos enseguida. Con 'True detective 2' (el de Colin Farrell -en la foto- y Vince Vaughn) ha pasado lo contrario: algunas pinceladas de los dos primeros capítulos tienen músculo; lamentablemente, el resto de la serie es de una flaccidez irritante. Esperábamos mucho y nos dieron una pizca. Por ello, su creador, Nic Pizzolatto, y su atolondrado reparto han sido nuestros antihéroes televisivos del verano. – Carlos MarcosCordonPoco menos de kilo y medio de Gallo de San Pedro al horno a 221,85 euros. Por no hablar de una botella de Finca La Caraballas a 50, cuando el precio en compra directa de esta blanco de Rueda no alcanza los 10 euros. Estos eran los dos grandes 'hits' de la factura que le endosaron en Juan & Andrea, el célebre chiringuito de Formentera, a un tal Ignacio Villagordo y que este subió a Twitter con una mezcla de cabreo y estupefacción. Así pues, la cuenta de la mesa 132 del mediodía del 6 de agosto de 2015 se convirtió, gracias sobre todo al artículo publicado días después por 'S Moda' en su página web, en una de las más célebres y comentadas de la historia reciente de este tan gastronómico país. Ocho euros un agua; siete, una cerveza. Que la birra cueste menos que el agua es casi justicia poética, pero pocos repararon en este detalle. Casi todos se aferraron a los 337,35 euros del monto de la cuenta para luego lanzarse a afearle el gesto de cobrarle un precio ridículo a un señor por ir a comer a un sitio ridículo. Casi todos menos una tal Eva Ballarín, premio a la insensata del año gracias a sus comentarios en defensa del antro este que frecuenta Paris Hilton –suponemos que su cuenta la debe disparar el kétchup- y en los cuales mezclaba sin pudor palabras tan vacías de significado como ‘aspiracional’, ‘lifestyle’ o ‘experiencia’. Después de todo, para que el engranaje funcione, se necesita un propietario dispuesto a exprimir la temporada cual avaro de Molière, un incauto con más curiosidad que sensatez y, finalmente, una listilla atrapada en el manual de estilo de vida (en inglés: 'lifestyle') de 1998, soltando bobadas en defensa de una forma de proceder que ya hace décadas que dejó de ser glamurosa para pasar a ser directamente triste. Sobre estos pilares se construyó y se sustenta aún el capitalismo. – Xavi SanchoCortesía de Juan y AndreaMiles de jóvenes desoladas. Millones de lágrimas (perdón, 'hashtags') vertidas en redes sociales. Pucheros compungidos en Snapchat. Amenazas de suicidio. Las fans son un arma de doble filo, y las de One Direction han conocido este verano sus horas más oscuras. No es que la separación de la 'boy band' huela a dinero: es que ellos mismos lo han confirmado. Uno se va a hacer películas, otro a ser jurado en un programa cazatalentos, y Malik, el que abrió la caja de los truenos al abandonar la banda unilateralmente, a hacer “música de verdad”. Como Robbie Williams (ex Take That) o Justin Timberlake (ex 'N Sync), pensará él. Como Emma Bunton (ex Spice Girls) o Mark Owen (ex Take That), le advertimos nosotros. – Carlos PrimoCordonDurante años, décadas incluso, dio el pego como héroe —alguien admirado y tomado como modelo—, pero este verano se han acumulado las voces que claman que tras su fachada respetable hay un villano de los de echarse a temblar. En España lo conocimos como el patriarca amoroso y achuchable de la simpática serie 'La hora de Bill Cosby' (1984-1992), aunque en Estados Unidos Cosby es mucho más: una institución del mundo del espectáculo, además de un tipo aparentemente decente y tradicional casado 51 años con la misma mujer. Su imagen está ahora por los suelos. En un goteo incesante de dramáticos testimonios, iniciado a finales de 2014, más de 30 mujeres le acusan de haber abusado sexualmente de ellas, a veces drogándolas. La portada del 26 de julio de la revista 'New York', mostrando a 35 de ellas en una impactante imagen en blanco y negro, ha sido una de la imágenes de verano, y la puntilla a la carrera de este actor cómico que ya no hace ninguna gracia. – Miguel Ángel BargueñoCordonEn Internet los escándalos se digieren así: salta la noticia. La gente se escandaliza. Se publican piezas de pretendida intelectualidad que explican por qué la noticia es un escándalo. Entonces un nuevo grupo de gente empieza a criticar a los escandalizados. Se publican piezas de mayor y más pretendida intelectualidad que explican por qué el verdadero escándalo no es la noticia sino otra cosa, generalmente el racismo o la desigualdad o la ineficacia de los políticos. Y para cuando un tercer grupo de personas se pone a criticar a estos dos anteriores, es que se puede dar por cerrado el asunto. Esta teoría, que tuiteó uno de los editores se Buzzfeed y que esta semana tiene un ejemplo magnífico en el niño muerto de la playa, casi se cumple al dedillo con Cecil, un león de Zimbabue cuya muerte, de un turista que había pagado por su cabeza, conmovió a la Red. El asesino era un villano de manual. Un hombre blanco y heterosexual: ya con eso alienaba a todas las minorías de un plumazo. Era rico, con lo que alienaba también a la mayoría más aplastante del mundo: los que no son ricos. Era estadounidense, con lo que alienó al resto del mundo. Y encima era dentista, con lo que no alienó a nadie pero no hizo absolutamente nada para que cayera mejor. Con Cecil la gente se escandalizó. Otra gente se escandalizó con los escandalizados por Cecil. Pero nadie defendió al dentista Palmer. Ese sí que es un hito de la Red. – Tom C. AvendañoEl cómico John Mulaney tenía en sus monólogos de 2009 una broma en la que definía a Donald Trump: "Es un hombre rico. Pero no solo un hombre rico. Es lo que un vagabundo se imagina que debe de ser un hombre rico. Como si un día Trump hubiera pasado por un callejón y hubiera oído a un vagabundo: 'En cuanto llegue mi hora, levantaré edificios enormes y les pondré mi nombre. Tendré pelo fino y dorado. Y un programa de televisión en el que despido a gente junto a mis hijos'. Al oír esto, Trump diría: 'Pues sí, eso es lo que haré con mi vida. Gracias, señor vagabundo". Hace seis meses esa definición de Trump como personaje de dibujo animado era una forma anecdótica de aproximarse a un personaje para el cual el ruido es más importante que el prestigio. Ahora, que puede ser el candidato a la presidencia de Estados Unidos, se ha vuelto más trágicamente acertada. En los Estados Unidos racionales de la era Obama, en un país que muestra voluntad de asumir al menos lo profundo de sus brechas raciales, Trump ha decidido canalizar la bilis más medrosa, tóxica y extremista del pueblo. Esto en sí no le convierte en el antihéroe del verano: a EE UU nunca le ha faltado un predicador de ínfulas mesiánicas que ahonde en miedos y odios propios del ultraconservadurismo. Cuando no es Michele Bachmann es Glenn Beck y cuando no, Rick Perry. Pero Trump enfoca la política como un vagabundo la riqueza: es grandioso, insultante y espectacular. Quien está de acuerdo con él, lo está muchísimo. Y quien no lo está no puede mirar a otro lado. Está logrando que los medios le presten una atención inusitada. Está logrando que algunos se lo tomen en serio. Y en el proceso está logrando lo que se temía Jeff Jarvis, profesor de periodismo en la Universidad de Nueva York: que la democracia estadounidense se haya rebajado a un 'reality' televisivo. Ni las olas de calor africano han logrado una villanía mayor. – Tom C. AvendañoCordon