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Buckingham cerrado por obras

El anuncio coincide con el aumento en un 6,7% de la asignación a Isabel II, que deberá abandonar el palacio temporalmente

La reina Isabel II de Inglaterra.
La reina Isabel II de Inglaterra.MARKUS SCHREIBER (EFE)

La bandera real (Royal Standard) que indica la presencia de Isabel II en el palacio de Buckingham va a permanecer arriada una buena temporada. Las obras de mantenimiento que precisan sus deterioradas instalaciones forzarán a la reina a abandonar temporalmente su residencia oficial en Londres, han confirmado fuentes palaciegas coincidiendo con el anuncio de que la asignación de dinero público a la soberana aumentará en un 6,7% el próximo año.

El inicio de los trabajos de fontanería, cableado y redecoración –algunas salas no han recibido una mano de pintura desde 1952- no tiene todavía fecha fijada, aunque sí un presupuesto que los asesores de la monarca estiman en 150 millones de libras, unos 210 millones de euros. Determinar cuándo comienzan las obras no va a ser tarea fácil, habida cuenta que Isabel II habita las estancias de Buckingham durante un tercio del año que consagra a diversos eventos oficiales en la capital británica.

Frente a esas incomodidades, en palacio se ha recibido con beneplácito la noticia de que el llamado Crown Estate, que agrupa las ingentes propiedades públicas de la reina aunque de hecho es explotado por el Estado, obtuvo el año pasado unos beneficios récord de 285 millones de libras (400 millones de euros). Dado que la asignación anual de la soberana está establecida en el 15% de los réditos del Crown Estate, ese balance supondrá un incremento de 2 millones de libras, 2,8 millones de euros, del dinero que percibe del contribuyente (hasta un total de 60 millones de euros )

La familia real británica en el Palacio de Buckingham en la celebración del cumpleaños de la reina.
La familia real británica en el Palacio de Buckingham en la celebración del cumpleaños de la reina.Max Mumby/Indigo (Getty Images)

Un portavoz del gobierno autónomo de Escocia escocés tuvo que salir al paso de las informaciones que señalaban su voluntad de recortar la contribución a la monarquía cuando consiga –presumiblemente el próximo abril- la transferencia de los beneficios del Crown Estate que corresponden a las propiedades ubicadas en territorio escocés. El ejecutivo dirigido por la independentista Nicola Sturgeon negó categóricamente que se disponga a privar a la reina de una partida valorada entre uno y 1,5 millones de libras, como aseguraban en portada los diarios conservadores The Telegraph y The Times.

La casa real ha difundido, paralelamente, sus cuentas del año pasado, en las que destaca un sensible aumento del gasto destinado a viajes. Los medios británicos, que siempre intentan buscarle las cosquillas al príncipe Carlos, han subrayado cómo el heredero que se autoproclama defensor del medio ambiente destinó un millón y medio de libras de las arcas públicas a sus traslados en avión, contribuyendo con ello a sus denostadas emisiones de CO2. El más caro de esos desplazamientos, un viaje oficial de Carlos y Camilla a Colombia y México en otoño, supuso una factura cercana al medio millón de libras.

Clarence House, la residencia del príncipe, ha contraatacado recordando que Carlos viene asumiendo en los últimos tiempos mayores compromisos oficiales en sustitución de su octogenaria madre. La reina, que el pasado abril cumplió 89 años, ha reducido efectivamente su protagonismo oficial, aunque siga manteniendo una agenda muy nutrida: a lo largo de 2014 participó en 196 actos, 113 menos que el año anterior.

El príncipe Enrique, durante su visita a Chile.
El príncipe Enrique, durante su visita a Chile.cordon press

También ha sido criticado el hecho de que el príncipe Andrés sufragara con dinero público sus traslados a diversos países de Oriente Medio y el Golfo, a pesar de que años atrás fue despojado por el Parlamento de su puesto como enviado especial del Reino Unido para el comercio exterior. “Air Miles Andy no aprende”, le reprochaba el Daily Mail en un recordatorio del apodo que el segundo hijo de la reina se ganó a pulso en el pasado por su proclividad a utilizar ese cargo oficial para realizar viajes personales y de ocio.

En el caso del príncipe Enrique, el vástago menor del heredero, el abultado coste de sus desplazamientos a la copa mundial de fútbol en Brasil (más de 262.000 libras) o a Chile en viaje oficial (100.000) ha sido recibido como una indicación de que su papel como representante de la casa real va en laza.

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