_
_
_
_
_
Tuitología
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El famoso de moda no tiene cara

Snapchat es una aplicación de mensajería que nadie por encima de los 30 años entiende y nadie por debajo de los 23 puede dejar de usar

Tom C. Avendaño
Jared Leto abrazando el logo de Snapchat.
Jared Leto abrazando el logo de Snapchat.Instagram

La celebridad es laaplicación

Snapchat es una aplicación de mensajería que nadie por encima de los 30 años entiende y nadie por debajo de los 23 puede dejar de usar. Gracias a esta coyuntura, los adolescentes le dedican horas, los adultos no se la toman en serio, los anunciantes de todo el mundo la codician y, cómo no, los famosos quieren ser vistos con ella. Es decir, Snapchat ocupa el hueco que antes ocuparía una boyband. Pero como estamos en 2015, este pequeño trozo de cultura de masas no necesita ni cantar ni bailar ni llevar ropa de marca, ni siquiera tener cara: con servir, principalmente, para enviar a amigos fotos y vídeos que se autodestruyen tras una cantidad regulable de segundos ha tenido suficiente. Eso parecía en 2013, cuando su reinado se medía en solo 30 millones de usuarios que se mandaban fotos perecederas de un lado a otro. Pero eso solo era el principio. El pasado octubre, Snapchat añadió otra función: una pantalla donde uno podía colgar las fotos que quisiera al alcance de todos sus amigos a la vez. Esa fue la invención que convertiría el fenómeno de culto en un gigante social de 100 millones de usuarios. El ágora. El espacio público. El sitio donde las marcas y los famosos podían dejarse ver.

Encantado de conocerte

Puede verse Snapchat desde fuera y quedarse impresionado por las instituciones que giran alrededor de ese espacio público: el oscarizado actor Jared Leto publica selfis decorados por la función de pintura; el presentador Ryan Seacrest muestra vídeos secretos de sus programas entre bastidores; la veterana serie Girls se aferra a su joven público colgado anuncios de capítulos venideros (siguiendo la estela de los estudios Universal, que proveyeron el primer tráiler exclusivo de Snapchat, de la cinta Ouija); la liga de fútbol americano cuelga las mejores jugadas…

Ha nacido una estrella

Este comportamiento podría recordar al auge de un nuevo grupo de moda: unos quieren pegarse a él para beber de su imagen cool, otros quieren asociarse sin saber muy bien para qué… Puede ser que la historia tenga todas las moralejas que corresponden a nuestros tiempos: los famosos son ahora esclavos del público; la cultura de masas ha muerto y lo relevante ha sido aplastado por lo útil y lo cercano; la tecnología está adquiriendo el poder conciliador que antes tenían el arte y los medios de comunicación. Y aunque todo eso es cierto, nada de ello es lo importante aquí. Esto es un perfil y no de los famosos, sino de la verdadera celebrity de esta historia: la aplicación.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Tom C. Avendaño
Subdirector de la revista ICON. Publica en EL PAÍS desde 2010, cuando escribió, además de en el diario, en EL PAÍS SEMANAL o El Viajero, antes de formar parte del equipo fundador de ICON. Trabajó tres años en la redacción de EL PAÍS Brasil y, al volver a España, se incorporó a la sección de Cultura como responsable del área de Televisión.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_