¿Cómo luchar contra la obesidad?
Un reportaje sobre la experiencia de una mujer que logró perder casi la mitad de los 121 kilos que pesaba gracias a un bypass gástrico, la operación más habitual contra la obesidad mórbida, ha provocado las críticas de un lector, Ramón Almela Pérez, que acusa a EL PAÍS de proponer intervenciones quirúrgicas en lugar de promover buenas prácticas dietéticas y ejercicio físico para hacer frente a los kilos de más. Una carta que es una invitación al debate sobre cómo afrontar un problema creciente en las sociedades desarrolladas y en las que están en proceso de desarrollo.
El domingo, 8 de febrero, un amplio reportaje en la sección de España, recogía la historia de la taxista madrileña Pilar Mediero, de 48 años de edad y su batalla contra el exceso de peso. Era la historia de una mujer afectada de obesidad mórbida que con 1’58 metros de estatura, y 121 kilos de peso, acorralada por la diabetes, y los muchos trastornos asociados al exceso de peso se decidió a someterse, hace dos años, a un bypass gástrico, gracias a lo cual perdió en unos meses 58 kilos de pese. El reportaje, bajo el título Vivir con 58 kilos menos, recogía también en un recuadro datos generales sobre el porcentaje de obesos que hay en España, y sobre las posibilidades de perder peso que ofrecen las distintas dietas y los balones gástricos. Añadía además que gracias a la cirugía, -tanto el bypass gástrico como la gastrectomía tubular-, es posible perder entre el 25% y el 50% del peso, y señalaba que en España se realizan al año unas 6.000 operaciones de este tipo.
El texto recibió la crítica inmediata de un lector, Ramón Almela Pérez, catedrático de Lengua Española en la Universidad de Murcia, que hizo llegar a esta Defensora la siguiente carta:
Parece mentira que, en los tiempos que corren y con las informaciones que tenemos, EL PAÍS (8 de febrero, pág. 39) ponga como modelo para luchar contra la obesidad mórbida una intervención quirúrgica, que, además de lo cara que resulta, tiene malas consecuencias de salud y estéticas. Un procedimiento mucho más eficaz, barato y salutífero, es seguir férreamente un método de buena alimentación y ejercicios físicos. La única pega es que, en lugar de perder 58 kilos en poco tiempo (¡vamos tan de prisa!) se puede tardar unos meses… No haría mal EL PAÍS en hacer un reportaje –o más‑ con los casos de decenas de personas que, a través del programa La Báscula, de Canal Sur, han perdido en pocos meses 60 y más kilos. A muchos lectores les vendría muy bien. Esos reportajes sí que serían ejemplos y estímulos a favor de la salud y… del sentido común.
¡Por favor!, menos morbosidad informativa y más periodismo de educación para la salud. No entiendo porqué editando EL PAÍS una magnífica revista como es Buena Vida, hace el diario publicidad de un ejemplo de no‑buena vida, por qué anima a una práctica dañina, en vez de hacerlo a una práctica beneficiosa".
Camen Pérez-Lanzac, autora del texto, no está de acuerdo con el juicio de este lector porque, explica: Nuestra intención no era defender este tipo de intervención sobre otras opciones. Queríamos hacer una historia sobre el caso de Pilar Mediero, y para ampliar la información incluíamos un despiece de datos. La cirugía bariátrica tiene efectivamente consecuencias en la capacidad de los pacientes para retener vitaminas, ácido fólico y otras sustancias, pero se aplica precisamente para que mejoren de enfermedades metabólicas mortales como son la diabetes o la hipertensión. Según la información recibida de los siete médicos que entrevisté (tres cirujanos, tres endocrinos y 1 cirujano de estética), mediante dieta y ejercicio se calcula que se puede perder entre el 5% y el 10% del peso. Mediante cirugía, se puede perder entre el 25% y el 50%. La cirugía solo se aplica en los casos más graves, cuando la esperanza de vida de los pacientes está muy disminuida, y tras pasar estos una evaluación por parte de psiquiatras. Morbosidad informativa, en mi opinión, no había en el reportaje. La educación por la salud es interesante, pero este texto hablaba de una intervención que aspira a retrasar la muerte de muchas personas gravemente enfermas en plena pandemia de obesidad. A veces prácticas que nos parecen dañinas, con esfuerzo y sacrificio les cambian la vida a muchas personas.
Está Defensora ha solicitado también la opinión de una experta en la materia para conocer su opinión sobre la utilidad de estas operaciones quirúrgica. A la doctora Susana Monereo Megías, jefa del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, le he planteado la pregunta: ¿Es posible perder hasta 58 kilos de peso haciendo dieta y ejercicio físico?
Con una dieta estricta y vida sana es posible aunque con gran dificultad perder esos kilo, pero yo diría que es imposible mantenerlo, responde.
Hoy la cirugía bariátrica (CB) con estas dos técnicas (bypass gástrico y gastrectomía tubular) nos aporta lo que con tratamientos médicos no podemos conseguir. Consiguen resultados brillantes y aportan grandes soluciones, para perder peso y para las enfermedades asociadas principalmente el SAOS (síndrome de apnea obstructiva del sueño)y la diabetes, pero no son magia. El paciente tiene que cambiar de vida y continuar por ese nuevo camino, si no, puede recuperar el peso y además tener problemas de malnutrición. Consideramos la CB como una herramienta extraordinaria para hacer dieta y cambiar los hábitos pero repetimos no es magia. Hoy además sabemos los efectos beneficiosos para la diabetes tipo 2, siempre que ésta no lleve muchos años de evolución. Apostamos por la CB siempre en el seno de equipos multidisciplinares y en hospitales con experiencia.
Creo que quedan claros los límites de uso de estas intervenciones quirúrgicas, y que el reportaje se movía correctamente dentro de este marco, sin promover ni publicitar una fórmula que por sus inconvenientes y su coste no es aconsejable más que para un determinado tipo de personas obesas.
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