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REVISTA DE VERANO

El divorcio de Michael Moore descubre su gran patrimonio

El cineasta y su esposa tras 22 años de matrimonio deben repartirse nueve propiedades inmobiliarias y 37 millones de euros

El cineasta Michael Moore.
El cineasta Michael Moore.CORDON

Con sus documentales, Michael Moore se ha erigido en un azote contra los excesos del capitalismo y las desigualdades sociales en Estados Unidos. Pero su divorcio con su esposa ha revelado algunos detalles desconocidos sobre la vida personal del cineasta, como que acumula una suculenta fortuna y que trata de disimularla, o que vive rodeado de ciudadanos conservadores, un segmento al que suele criticar en sus obras.

Un tribunal del estado de Michigan oficializó el martes el divorcio de Moore y la que ha sido su esposa en los últimos 22 años, Kathleen Glynn. La separación llega más de un año después de que el cineasta y escritor iniciara los trámites legales, cuando admitió que “no había ninguna probabilidad lógica” de que su matrimonio pudiera continuar.

Desde entonces, se han conocido un sinfín de disputas económicas en la pareja y han aflorado todo tipo de cotilleos. Moore, de 60 años, y Glynn, de 56, se han peleado por cómo repartirse sus numerosos bienes. En conjunto, disponen de nueve propiedades inmobiliarias en los estados de Michigan -de donde son oriundos- y Nueva York. Su fortuna personal ronda los 50 millones de dólares (37 millones de euros), según los cálculos del portal Celebrity Net Worth. “Él critica el capitalismo, pero el capitalismo le ha hecho rico. No tengo ni idea de por qué decidió vivir en esta área conservadora”, dijo al diario Detroit News Gary Tracy, residente de Traverse City, la pequeña localidad en el norte de EE UU en la que los Moore disponen de una mansión en la orilla de un lago, junto a una bahía del lago Michigan.

Al margen de las peleas sobre el reparto del patrimonio -el acuerdo final se desconoce-, el proceso de divorcio ha sacado a la luz trapos sucios personales de la pareja, que se conoció a mediados de los años setenta en Flint, a las afueras de Detroit, y cuyos padres trabajaban en una fábrica de ensamblaje de automóviles de General Motors. Los documentos en los tribunales han revelado que Moore veía con malos ojos la ampliación, impulsada por su esposa, de su mansión en Traverse City; que estaba cansado de la dependencia económica de ella o que creía que había contratado a un agente para espiarle y que le escrutaba sus mensajes personales.

Según los vecinos citados por los medios locales, el detonante del divorcio fue la ampliación de la mansión del matrimonio frente al lago Torch, una zona en la que también tienen casas la cantante Madonna y el actor Bruce Willis. En los documentos judiciales, Moore se queja de que la ampliación costó cinco veces más de lo que le prometió Glynn y de que varios medios de comunicación le reprochaban, por sus críticas a los ricos, que disponga de una casa tan grande.

El cineasta y activista también lamenta en los documentos que ha estado pagando todos los gastos de su esposa, incluyendo algunos de los padres y hermanas de ella. Glynn coprodujo algunos de los documentales de Moore, como Roger & Me en 1989 -en el que denuncia el impacto del cierre de varias fábricas de General Motors en Flint y explica el estrecho vínculo entre su familia y la empresa-, pero dejó de hacerlo tras Fahrenheit 9/11, sobre los atentados del 11-S y que se estrenó en 2004. Tras dejar el mundo de la producción cinematográfica, Glynn se pasó al del bordado a mano de prendas y objetos.

El último proyecto de Moore fue su libro de memorias publicado en 2011 y desde entonces, según el cineasta, los ingresos de la pareja se han reducido considerablemente. Moore asegura que se separaron en 2010 pero su ahora exesposa lo niega y dice que la ruptura tuvo lugar el año pasado cuando su marido inició los trámites legales para el divorcio.

La pareja empezó a salir en 1982 y se casaron al cabo de nueve años. Glynn -que tiene una hija de una relación previa y no ha tenido hijos con Moore- desveló hace unos años los aprietos económicos que pasaron al inicio de su relación cuando, por ejemplo, escuchaban desde el exterior los conciertos de Bruce Springsteen porque no tenían suficiente dinero para pagar la entrada.

Las últimas semanas han estado especialmente difíciles para Glynn, que a principios de julio fue multada por la policía por casi duplicar el límite de alcoholemia mientras conducía hacia su casa frente al lago en Traverse City, el origen de este largo y mediático divorcio.

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