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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Reflexiones tras los resultados

Una vez más, se confirma el total descrédito de nuestros políticos ante la ciudadanía. Estas elecciones europeas se cierran con una participación inferior al 50%. Estas cifras deben hacernos pensar. Hay que reflexionar sobre la situación en que nos encontramos y en cómo hemos llegado hasta aquí.

Cada uno debe depurar sus responsabilidades. Nos venden con insistencia que la salida a los males que tenemos pasa por formar parte de una Unión Europea fuerte. Que Europa es el futuro, el camino del éxito. Pues si ese motor de cambio no mueve a la mitad del electorado, mejor que nos lo hagamos mirar.

Los ciudadanos tenemos una responsabilidad, sin duda, pero, ahora mismo, quien más tiene que reflexionar es nuestra clase política. Son ellos los que deben plantearse qué es lo que no acaba de funcionar, o los motivos que llevan a más del 50% de la población a no acercarse a ejercer su derecho al voto.— Xavier Navarro Estrada. Santa Coloma de Gramenet, Barcelona.

No deja de ser enternecedor —si respondiera a la realidad— uno de los titulares que he leído respecto a las reacciones de mandatarios europeos tras las elecciones: Merkel, alarmada por el ascenso de los ultras.

Es imposible —con la información que debe manejar la canciller alemana— no prever que las recientes políticas de recortes generalizados en servicios públicos y derechos inherentes al concepto de “Estado de bienestar” implantado en los países europeos tras la II Guerra Mundial, la creciente desigualdad en el reparto de la renta que ha generado y genera pobres de forma acelerada, el paro como forma de obtener mano de obra barata por la vía rápida y tantas otras injusticias derivadas de un capitalismo sin trabas, conformen un caldo de cultivo ideal para el renacimiento de populismos y fascismos tal y como ocurrió en los años treinta del siglo pasado.

Es de esperar que en esta ocasión la izquierda sepa resolver sus diferencias antes de que resulte aplastada como entonces y se aplique a establecer un frente común, teniendo en cuenta, además, que hay ocasiones como ésta en que no se ha de discriminar o priorizar entre lo importante y lo urgente, suelen coincidir ambas circunstancias.— Luis José Herrero López. Collado Mediano, Madrid.

El candidato de ERC, Josep Maria Terricabras, se ha felicitado por “su gran victoria” y ha hablado de una mayoría “soberanista” en Cataluña.

Me permitirá el señor Terricabras una puntualización: la suma de votos de las dos opciones supuestamente soberanistas, ERC y CiU —y está ultima con muchos matices en la U de Unió—, tan sólo ha llegado al 45% de las papeletas. Y debido a que han votado menos de la mitad de los catalanes, eso significa que sólo un 20% del censo de Cataluña ha dado su apoyo al soberanismo de estas formaciones. En definitiva, sólo uno de cada cinco catalanes.

No es evidentemente una mayoría sino una minoría. Eso sí, muy movilizada y muy bien organizada desde arriba, con el apoyo del Gobierno catalán y el altavoz de TV-3, pero, por favor, no confundamos con la auténtica mayoría de catalanes del 80% restante.— Carmen M. Maciá. Barcelona.

Aún no hace 24 horas del grandísimo castigo infligido por los electores al PSOE y ya están equivocándose de nuevo. Para ser sincero, no sé si se equivocan o pretenden equivocarnos, engañarnos. Porque no puedo creer que los dirigentes y cargos del PSOE puedan ser tan simples. El castigo, la pérdida brutal de apoyos que han sufrido, nada tiene que ver con Rubalcaba y, por tanto, nada se arregla sustituyéndole sin más. El castigo ha sido por la reforma laboral, por la reforma ultraliberal de la Constitución, porque esas cosas hicieron cuando gobernaban. Y, en la oposición, tampoco lideran de manera convincente la reforma drástica de la fiscalidad, haciéndola más favorable a las clases medias y haciendo contribuir a las fortunas y las grandes corporaciones; no se les ve dispuestos a garantizar la devolución por la banca de hasta el último euro público prestado, ni tampoco a defender eficazmente a los desahuciados; no se les ve, en fin, liderar políticas cercanas a los intereses populares.

Déjense de personas; hablemos primero de políticas y, después, veremos quién es la persona adecuada para liderarlas: obviamente, nadie de los que han aplicado las políticas origen del castigo popular, lo que notoriamente descarta a Rubalcaba, pero también a muchos otros de los que se habla como candidatos a la sucesión.

De nuevo parecen empezar la casa por el tejado y, si siguen por ahí, el derrumbe definitivo está asegurado.— Raúl Gómez Sánchez. Arce, Cantabria.

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