Los jóvenes brasileños se reúnen los domingos para jugar las tradicionales peladas , partidos en las calles y playas, mientras el país se prepara para la celebración del Mundial.
Partido en el barrio de Tavares Bastos, en Río de Janeiro.Pilar Olivares (Reuters)Un niño controla un balón con la cabeza durante un entrenamiento en el barrio Sao Carlos de Río de Janeiro.Pilar Olivares (Reuters)Un niño ve un partido de fútbol desde un sillón que ha sido desechado en el barrio de Bom Pastor en Natal, una de las ciudades anfitrionas del Mundial.Nuno Guimaraes (Reuters)Unos niños juegan una 'pelada' en el centro de Manaus, ciudad sede de la Copa del Mundo. Cuando queda menos de un mes para el inicio del Mundia los jóvenes de las ciudades anfitrionas dedican sus domingos a practicar fútbol en la calle.Bruno Kelly (Reuters)Un adolescente posa para una foto antes de jugar al fútbol en Sao Carlos, en Río de Janeiro. Los brasileños tienen como tradición jugar al fútbol los domingos en las playas y calles del país.Felipe Dana (AP)Detalle de las piernas de unos jugadores durante un partido de fútbol en la favela de Borel de Río de Janeiro.Ricardo Moraes (Reuters)Vista general del campo de fútbol de la favela de Borel en Río de Janeiro donde los jóvenes juegan 'peladas' los domingos.Ricardo Moraes (Reuters)Gol durante un partido en Teimosa de Recife, Brasilia, una de las ciudades sede de la Copa del Mundo.Helder Tavares (Reuters)Descanso tras un partido en Sao Carlos, Río de Janeiro.Pilar Olivares (Reuters)Vista general del campo de fútbol del barrio carioca de Sao Carlos.Felipe Dana (AP)Un niño con la camiseta de Neymar hace malabares con un balón mientras se disputa una 'pelada' en el barrio Cidade de Deus de Porto Alegre.Edison Vara (Reuters)Botas de fútbol viejas que han quedado colgadas en un cable del tendido eléctrico cuando sus dueños las han lanzado al aire tras un partido de fútbol en la favela Morro do Papagaio, en Belo Horizonte.Washington Alves (Reuters)Saque de esquina durante una partido en la favela de Morro do Papagio en Belo Horizonte.Washington Alves (Reuters)
