El batería de Scorpions, encarcelado en Dubái por insultar al islam
El incidente tuvo lugar durante una escala del músico en el aeropuerto del emirato Según testigos, el artista gritó que no estaba dispuesto a viajar con un grupo de pasajeros afganos y paquistaníes, a quienes hizo una peineta
Un tribunal de Dubái ha condenado a James Kottak, batería del grupo alemán de heavy de Scorpions a un mes de cárcel y una multa de 2.000 dirhams (unos 400 euros) por hacer gestos obscenos y consumo de alcohol, según informa la prensa local. El incidente tuvo lugar el pasado 3 de abril, durante una escala del músico en el aeropuerto del emirato. La policía le detuvo tras ser alertada de que estaba actuando de forma grosera, lanzando juramentos contra el islam e incluso había enseñando el culo.
Dos empleados del aeropuerto testificaron el martes durante la vista que el artista había gritado que no estaba dispuesto a viajar con un grupo de pasajeros afganos y paquistaníes, a quienes hizo una peineta, a la vez que se quejaba de su mal olor y profería insultos, informa Gulf News. Advertido, un policía le confiscó el pasaporte y avisó a su superior.
Kottak admitió haber consumido alcohol, pero negó el resto de las acusaciones. Según su relato, bebió cinco vasos de vino durante el vuelo que le trajo desde Moscú. Se dirigía a coger un vuelo a Bahréin, donde su grupo iba a dar un concierto en el Gran Premio de Fórmula 1 (en el que fue remplazado por Mark Cross), cuando se produjo el altercado. Según su abogado, se bajó los pantalones para mostrar un tatuaje que tiene en la espalda.
“OK”, fue al parecer todo lo que dijo al conocer la sentencia del Tribunal de Faltas.
El estadounidense, de 51 años, dispone de 15 días para apelar. Sin embargo, todo indica que va a abandonar el país en las próximas horas. Como ha estado detenido todo este tiempo, su abogado, Hamid al Khazraji, confía en que mañana o pasado quedará en libertad, según ha declarado a The National. Además ya ha pagado la multa y comprado un billete de regreso a casa.
El asunto ha vuelto a poner de relieve las ambiguas leyes sobre el consumo de alcohol vigentes en Emiratos Árabes Unidos. Aunque el país recibe un creciente número de turistas y la mayoría disfruta sin problemas de una cerveza fría o una copa en sus hoteles, ese gesto aparentemente inocuo se enfrenta a un vacío legal.
En Dubái o Abu Dhabi, los residentes que no sean musulmanes pueden obtener un permiso de alcohol, previa aprobación de su patrocinador local (sponsor). Sinembargo, nada en la norma menciona a los visitantes, quienes tampoco son informados de las restricciones. Al contrario, todo anima a pensar en un alto nivel de tolerancia, desde el aeropuerto, donde el recién llegado puede adquirir hasta cuatro litros de alcohol, hasta los restaurantes de los hoteles que publicitan comidas con barra libre.
Nadie hace preguntas, ni existe una policía moral que se inmiscuya en la vida privada de los habitantes o los turistas. Pero en el caso de verse envuelto en un altercado, disputa o accidente de tráfico (incluso sin ser el conductor), la presencia de alcohol constituye un agravante que, no sólo se multa, sino que con frecuencia inclina la balanza en contra de quien ha bebido. Como ha recordado el caso de Kottak, en Dubái, si bebes, no te metas en líos.
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