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Sobre un preso vasco y ETA

Tomàs Delclós

El 6 de febrero se publicó en la edición del País Vasco una nota titulada Muere un preso de ETA que en mayo cumplía su condena. En el texto se explicaba que Arkaitz Bellón Blanco fue hallado muerto en la prisión de Puerto de Santa María durante un recuento ordinario. Bellón, que cumplía condena por actos de violencia callejera, iba a terminar de cumplir una condena de trece años el próximo mes de mayo. El fallecido había sido detenido por la Ertzaintza el 16 de agosto de 2000 en San Sebastián, acusado de intervenir en disturbios registrados en el centro de la capital guipuzcoana. Por esos hechos permaneció en prisión hasta el 22 de enero de 2002 en que quedó en libertad bajo fianza. La Audiencia Nacional le condenó el 7 de octubre de 2003 a trece años de cárcel y ese mismo día ingresó en prisión. En ningún momento, a diferencia del titular, se mencionaba su hipotética vinculación a ETA. En la edición digital se publicó un titular similar que, posteriormente, sin embargo, fue corregido y se tituló Muere Arkaitz Bellón en la prisión Puerto I condenado por ‘kale borroka’". En esta versión de la noticia, donde se afirmaba que el Ministerio del Interior lo considera miembro de ETA, se enlazaba a la información publicada el 8 de octubre de 2003 donde se citaba la sentencia condenatoria y en la que el propio tribunal afirmaba que no pertenecía a una banda armada u organización terrorista. Las dos autopsias realizadas confirmaron que la muerte se debió a causas naturales. Su fallecimiento ha provocado movimientos de protesta por la dispersión de los presos vascos y la asociación de familiares de presos de ETA también se pronunció sobre el citado fallecimiento. Sin embargo, la referencia de la sentencia condenatoria no permite sostener su pertenencia a ETA. Por ello se corrigió la versión inicial en la edición digital. Sin embargo, un cambio de contenido de esta entidad debió advertirse en un fe de errores que no se publicó, en ninguna edición.

Comentarios

EMAIL:Aprovecho la utilización de la noticia, bien aclarada por el defensor del lector, para hacer lo propio y comentar mediante argumentario ético la indignación que muchos y compartimos cada día a través de las redes sociales:Entiendo que por protagonizar disturbios callejeros, un hombre fue condenado a 13 años de prisión ha muerto.Y que, sin embargo, otros hombres que se han organizado para cometer crímenes, que han torturado y asesinado reiteradamente; que han arruinado la vida de cuantos han vivido bajo amenaza y han provocado el pánico social; debido a un tope establecido para penas de reclusión, se encuentran disfrutando de todos sus derechos.Ocurre que esto contrasta con la petición reiterada de quienes reclaman que sean investigados más de 300 asesinatos y de las de miles de amenazados sin reconocer ni asistir.Que algunos asesinos se encuentran en paradero desconocido. sin haber sido detenidos pese a haber falsificado documentación mientras cumplían condena.Que la causa de estas huidas parece ser la complicidad con la que cuentan. Y que es un hecho que no se han dictado todavía condenas por complicidad, pese a disponer de pruebas y de evidencias notorias.Un hombre fue condenado recientemente a dos años de prisión por agresión contra un cajero automático, cuya reparación no requiere más recursos que el de la reparación o la sustitución.A veces tenemos la sensación de estar asistiendo a una proyección institucional de ciencia ficción, en la que los objetos de uso cotidiano tienen más valor a efectos que los derechos fundamentales y la vida de los ciudadanos.Por eso, porque constatamos el carácter genocida de los actos protagonizados por dicha organización criminal y sus cómplices, muchos ciudadanos, afectados y no afectados por su causa, apoyamos la denuncia de COVITE ante la Corte Penal Internacional.

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