Las declaraciones del Papa

Soy un cura secularizado. Me quedé perplejo con las declaraciones del cardenal Rouco Varela respecto de las realizadas por el próximo secretario del Estado Vaticano, Pietro Parolin. Rouco Varela afirma que “el celibato es una norma de la Iglesia reafirmada una y otra vez a lo largo de la historia de la Iglesia”. Los eclesiásticos y los “eclesiastizados” son muy proclives a utilizar términos como el “siempre”, o el “a lo largo de toda la historia”, cuando se quiere dar una impronta contundente al argumento. Qué pena la falta de matices, en determinados casos, por parte de los que han de ser fieles servidores de la palabra. No, señor prelado: el celibato es una norma estrictamente eclesiástica dispuesta desde el siglo XI por Gregorio VII, e hipócritamente cumplida en los siglos posteriores. Ni es un precepto evangélico ni siempre tuvo vigencia en la historia de la Iglesia, y usted lo sabe.

Produce una gran tristeza la utilización de la táctica del silencio para ocultar uno de los grandes dramas dentro de la propia estructura jerárquica de la Iglesia católica. El silencio ominoso, el silencio cómplice, el silencio cobarde y huidizo, ¿cainita? Hans Küng hace una afirmación en una de sus publicaciones —¿Tiene salvación la Iglesia?— sobre el estricto compromiso de los que van a ser ordenados obispos para que no promuevan debate alguno en torno a la opción por el celibato. ¿Es verdad esta afirmación de Hans Küng, señor presidente de la Conferencia Episcopal Española? Tiene razón Pietro Parolin: el papa Francisco tendrá que abrir el debate sobre el celibato para una adecuada renovación de la Iglesia, pues el celibato obligatorio no tiene fundamento alguno en la Escritura, solo aquellos a los que el designio divino, sean clérigos o no lo sean, les otorgue el don del mismo.— Pablo Garrido Sánchez.