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PORTERA DE DÍA
Columna
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Dj Zaplana

Con el el exalcalde de Benidorm en la cabina, el Nasti lo peta. Al final el 'jipsterío' y el 'pijerío' son los mismos lebreles con distintos collares.

Luz Sánchez-Mellado
Aznar con Eduardo Zaplana en el Club siglo XXI.
Aznar con Eduardo Zaplana en el Club siglo XXI. EFE

Me dicen de arriba que me ande con ojo, que estoy pisando callos. Al principio, creía que se referían a mis juanetes propiamente dichos. Con el cambio climático, he pasado de botas a chanclas de un día para otro sin pedicura, y tengo las pezuñas como los pies de los caballos a los que ha dejado Amador Mohedano a Rosa Benito, según le solloza ella a diario a Jorge Javier Vázquez. Pero no, era otro conflicto diplomático. Por lo visto, han llegado a la planta noble quejas del entorno de Amancio Ortega atribuyéndome el desplome de los beneficios de Inditex desde que tonteo con H&M. Y por ahí sí que no paso. No es que una no sea sumisa. Según cómo, dónde y con quién, soy más bien mandada que Floriano. Pero en cuestión de marcas no me caso con nadie a no ser que me patrocinen de tobillo a sobacos. Y, por inconcebible que parezca, aún no he recibido ofertas, pese a que estoy más abierta a todo que la exconcejal Hormigos Atómica.

Lo que no gano es para sustos. Ahora que había aprendido a llevar el shopping-bag de los chinos enhebrado del bracete con la mano en alto saludando al público como Vicky Beckham, sale no sé qué traumatólogo de no sé qué instituto tecnológico con que la posturita provoca tendinitis, esguinces y desgarramientos. Poshitis, le llaman los hipsters. Pues eso: pijitis, según los modernuquis. Pero mira, al final van a tener razón los agoreros esos, porque el otro día me tocó ir de incógnito a un bolo de Aznar el Redivivo en el Club Siglo XXI, y se me abrieron las carnes de llevar el bolso de esa guisa y de ver tanto pijo junto. Hija, qué pelazos, qué lustre de haberse atizado filetes de choto desde el destete, qué de bótox. Con decirte que el menos estirado era Zaplana, el maestro de ceremonias, que acaba de pasar por el quirófano para hacerse una rinoplastia por problemas de tabique.

Sí, mujer, el exalcalde de Benidorm, expresidente de la Generalitat Valenciana, exministro de Trabajo, expreboste del PP, un tipo extraordinariamente encantado de conocerse que ahora está forrándose de superejecutivo en Telefónica y dándose pisto como animador del garito ese del Tercer Milenio Viejuno. Bueno, de momento, porque se ve que el prócer tiene mono de política, le ha dado envidia ver a Aznar echándole rapapolvos a Rajoy en público, y se ha lanzado él también a enmendarle la plana a su sucesor, Alberto Fabra, soltando que "Valencia necesita un nuevo proyecto político". Lo que le faltaba a Fabra el Bueno. Justo ahora que había tenido que despedir a su coach de liderazgo porque le pillaron con el carrito del helado de los fondos públicos, viene el ZP fallero a moverle la silla con ese carisma que tira de espaldas. Él y no yo es el que se tiene que andar con ojo.

Ahora, yo que Zaplana, me pensaba otro plan B si lo que quiere son baños de masas diarios. Ya que sostiene que su especialidad es reflotar naves a la deriva -que primero rescató Valencia, después Trabajo, y que en cuanto ponga al siglo el chiringo de las Segrelles, se pira; le oyeron decir estos oídos- hacía un training con David Guetta, reabría el Nasti y me hacía de oro macizo. Sí, hombre, un local de culto madrileño lleno de hipsters, indies y gafapastas que echa la persiana por la crisis. Te digo yo que con DJ Zaplana en cabina, ese templo lo peta de cachorros peperos. Total, si al final el jipsterío y el pijerío son los mismos lebreles con distintos collares.

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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