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Si no hay testamento, se lo queda Carlos

El príncipe de Gales recauda medio millón de quienes no nombran herederos

El príncipe Carlos de Inglaterra, el 1 de mayo de 2013.
El príncipe Carlos de Inglaterra, el 1 de mayo de 2013.ARTHUR EDWARDS (AFP)

El muy democrático Reino Unido sigue sorprendiendo con sus ancestrales legados feudales. Ahora se ha sabido que el príncipe de Gales, que es también duque de Cornualles, tiene derecho a quedarse con las herencias de las personas de la zona de Cornualles que fallecen sin hacer testamento y que no tienen herederos conocidos, que en el resto del reino pasan directamente a engrosar las arcas de la Hacienda pública.

El príncipe Carlos recibió por este concepto un total de 450.000 libras (unos 530.000 euros) y otras 90.772 libras por los rendimientos anuales del capital acumulado con el tiempo por el llamado Fondo Benéfico del Duque de Cornualles, según los datos de las cuentas anuales del año pasado publicados por el diario The Guardian. Es decir, en total, el fondo registró en 2012 unos ingresos de 540.772 libras (casi 640.000 euros), que se suman a los más de tres millones de libras acumulados históricamente, lo que eleva la cantidad de dinero feudal del heredero de la corona británica a 3,33 millones de libras (casi cuatro millones de euros).

Una cantidad bastante respetable, pero que queda lejos de los 18 millones de libras (21,3 millones de euros) de ingresos privados adicionales al año que le genera el título de duque de Cornualles. La definición de ingresos privados es, sin embargo, relativa porque no es el ciudadano Carlos Windsor quien los recibe. Cuando el príncipe de Gales se convierta en rey, será el nuevo príncipe de Gales, su hijo Guillermo, quien herede el ducado de Cornualles, con sus privilegios feudales incluidos.

De hecho, el príncipe no utiliza para sí mismo ese dinero feudal, que en teoría se destina íntegramente a financiar sus numerosas actividades caritativas. El del año pasado ha sido un ejercicio de contención. Frente a los citados ingresos de 450.000 libras, el fondo ha repartido subvenciones por tan solo 100.000 libras. En 2011, en cambio, se repartieron subvenciones por 150.000 libras pese a que los ingresos se quedaron en 135.000 de los que tan solo 50.800 libras procedían de las herencias no testadas de la región de Cornualles.

Las donaciones del fondo son de cantidades muy modestas. En 2012, 32 de ellas fueron inferiores a las 1.000 libras cada una y otra treintena de organizaciones recibieron justo 1.000 libras (cerca de 1.200 euros). El grueso de la ayuda ha sido para Business in The Community, una organización benéfica presidida por el propio Carlos que promueve los negocios sostenibles y que el año pasado recibió casi 23.000 euros del dinero feudal del príncipe. Las ruinas de la casi milenaria abadía galesa de Strata Florida se beneficiaron con una ayuda de 5.900 euros.

La misma cantidad recibió la escuela de Gordonstoun, en Edimburgo, en la que el príncipe Carlos estudió en su adolescencia y donde antes había estudiado su padre, el duque de Edimburgo. Es una cantidad insignificante al lado de los 35.500 euros que paga cada alumno por la matrícula anual, pero no deja de ser una donación sorprendente porque es conocido que el heredero de la corona guarda muy mal recuerdo de aquellos años. Carlos llegó a definir su estancia allí como “pena de cárcel”. Su abuela, la reina madre, escribió en 1961 a Isabel II para pedirle que su nieto fuera trasladado a Eton, a tiro de piedra del palacio de Windsor, donde la familia real pasa gran parte de su tiempo. Pero la reina se ocupaba de las cosas de Estado y era el príncipe Felipe quien estaba al cargo de las decisiones familiares.

Las donaciones caritativas de Carlos no son exactamente neutrales. Entre los beneficiados el año pasado estaba la Prince’s Foundation for Building Communities, que comparte las ideas del heredero en materia de arquitectura y ordenación urbanística.

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