Sobre el acoso a políticos

Se están produciendo últimamente los llamados acosos a políticos. ¿Es lícito este modo de protesta? No tengo duda alguna de que sí.

Cuando un político actúa incorrectamente y, en muchos casos, tapando los desmanes y corruptelas de sus propios correligionarios de partido poniéndolos por encima de los intereses del ciudadano que les ha elegido, ese ciudadano ni tiene que esperar, ni debe hacerlo, a que pasen cuatro años para que se le den explicaciones y retirarles su mandato. Porque, guste o no, los políticos electos son empleados de los electores y cuando un empleado hace algo incorrecto, y en el caso de los actuales lo están haciendo muy mal y muchas veces, lo que toca es despedirlos como en cualquier otro empleo. Ya que esto no nos está permitido por las leyes que les blindan en su desempeño, al menos debe quedarnos la posibilidad de protestar y de decirles de viva voz lo incompetentes que son.— Dionisio Rodríguez Castro. Villaviciosa de Odón, Madrid.

La plataforma en favor de los desahuciados (PAH), se está pasando de la raya, en mi opinión y en concreto su portavoz la señora Ada Colau. La demagogia y el populismo se están adueñando de las últimas acciones de este colectivo; por ejemplo, con actos como acosar a diversos politicos de mayor o menor enjundia. Tal vez el fondo sea bueno, pero las formas no son las correctas.— Luis David Palacios Vicente. El Ejido, Almería.

El breve artículo que publiqué el pasado viernes en la página de Vida & Artes dedicada al acoso a políticos y que apareció titulado Democráticamente intolerable, se llamaba en mi original Persuadir, no intimidar. Creo que esta denominación responde mejor a su contenido que el más llamativo preferido por la Redacción.— Fernando Savater.