Adiós al abuelo consejero del anuncio
Con 102 años, Pep Mascaró cautivó al público con una famosa publicidad de Coca Cola
En 2009, a los 102 años de edad, Pep Mascaró se convirtió en protagonista de un anuncio que dio la vuelta al mundo. El spot, de poco más de un minuto, mostraba al anciano emprendiendo un largo viaje para ir a dar la bienvenida al mundo a un recién nacido, al que aconsejaba desde su experiencia centenaria: “Lo único que no te va a gustar de la vida es que te parecerá demasiado corta. Estás aquí para ser feliz”. Desde entonces, a Mascaró se lo conoció popularmente como El abuelo de la Coca-cola, pero en su pueblo, Vilafranca de Bonany (Mallorca) le siguieron llamando por su apodo de toda la vida: L’amo en Pep de Son Bats.
Mascaró ha fallecido esta madrugada por causas naturales en su casa de Vilafranca, a la edad de 105 años. Su vida fue larga y durante muchos años no muy diferente de la de cualquier hombre nacido en un pequeño pueblo agrícola de la Mallorca interior. “Mi padre es payés y lo que más le gusta es ir a cultivar el campo y sembrar habas”, recordaba Pep, uno de sus seis hijos. Ya centenario, Mascaró debutó en televisión con un breve papel en una serie de IB3, el canal autonómico de Baleares, que buscó al mejor candidato por los pueblos de Mallorca. Poco después, un familiar le propuso presentarse al cásting que convocaba la delegación española de la agencia McCann-Ericksson para un anuncio de una conocida marca de bebidas.
Mascaró formó familia siendo muy joven. Con el paso del tiempo, sus seis hijos le dieron 33 nietos, y estos, a su vez, 30 bisnietos. Hasta hace muy poco tiempo, el patriarca se dejaba ver por el pueblo dando pedales en su vieja bicicleta. El campo hizo de él un hombre fuerte y, aunque ya retirado, nunca dejó de cuidar su salud: entre sus actividades favoritas, varias sesiones semanales de gimnasia y, los sábados, sin falta, clases de baile de salón. “He hecho las cosas bien. Y no he fumado nunca”, explicaba orgulloso cuando se le preguntaba por su salud de hierro.
Era un habitual del bar s’Esquitx, donde jugaba a cartas y a dominó con sus amigos, de un tiempo a esta parte todos bastante más jóvenes que él. Fue allí donde se reunió con su familia para ver por primera vez el anuncio que supuso su salto a la fama. Ese día, aguantó el tipo pese a tener un persistente dolor de barriga. Prescindió, eso sí, de su querida cerveza, que normalmente acompañaba con galletitas saladas.
Entre los muchos homenajes que se le dedicaron en los últimos años, a L’amo en Pep le emocionó especialmente que en Vilafranca le dedicaran una plaza. En la placa conmemorativa, donde aparecía grabado su rostro bonachón, los vecinos depositaron ayer ramos de flores. Tomando prestada la frase del famoso spot publicitario, sus seres queridos aseguraban ayer que el abuelo de la Coca-cola “fue feliz mientras estuvo aquí”.
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