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Periodismo ciudadano

Tomàs Delclós

Lourdes Baeza (Madrid) critica la tribuna de este defensor a propósito del periodismo ciudadano. Como lectora y como periodista no puedo por menos que entristecerme cuando desde las páginas de EL PAÍS leo frases justificando el periodismo ciudadano. Lamento no estar de acuerdo en que sea tan saludable como usted pretende hacernos ver. Mas bien todo lo contrario. Se ha convertido en un instrumento más de manipulación ciudadana por parte de gobiernos y entidades sin escrúpulos. A las pruebas me remito. La famosa bloguera de Damasco, que resulto no ser tal; miembros del FBI infiltrados en Anonymous; imágenes que dan la vuelta al mundo como noticia y que resultan ser fruto de una burda manipulación; gobiernos que se hacen pasar por activistas que escriben en la web e intoxican con informaciones falsas... Todo eso lo hemos vivido. Si la prensa está en crisis y no puede permitirse tener a un profesional en el lugar de la noticia para que nos haga de parapeto ante esos intentos de manipulación, díganlo tal cual. Pero no intenten justificar o teñir las carencias informativas con un falso halo de libertad porque la realidad es que la falta de profesionales donde se produce la noticia empobrece una profesión que, en lugar de ofrecer un hueco a ese debate en Internet y a las nuevas tecnologías, se ha dejado seducir por la inmediatez y los bajos costes que ofrece la Red para maquillar un producto que nada tiene que ver con la prensa de prestigio, seria y rigurosa que los ciudadanos se merecen. Así esta "el país"...

Estoy de acuerdo en que en el periodismo ciudadano hay episodios muy lamentables de fraude y mentira. Por ello comento en el artículo que debe estar sometido también a un escrutinio moral. Pero en otros casos, la cobertura ciudadana de un hecho no se produce porque falten profesionales. Se produce porque inevitablemente éstos llegan más tarde o se les impide el acceso por parte de las autoridades con ánimo de silenciar un hecho. Es el caso, por ejemplo, de informaciones imprevistas sobre catástrofes o atentados o protestas sociales donde el testimonio ciudadano de quienes se encuentran en el lugar es el primero en recibirse. La existencia de este periodismo ciudadano no debe sustituir la tarea de los reporteros, pero deben estar atentos al mismo. Y la ruptura del monopolio en la intermediación periodística sigo creyendo que es saludable.

Comentarios

Efectivamente hay de todo. A algunos no nos gustó la información de prácticamente toda la prensa de los sucesos de Barcelona en la manifestación de estudiantes. Cuando otros muchos miles la celebraron pacíficamente.
La super abundancia de blogueros hacer pensar que algo no va bien en el periodismo y en el diario El País. Quién sensatamente piensa que se puede leer cuanto se escribe? Evidentemente, nadie está obligado a hacerlo. Pero crea la duda razonable en el lector que la empresa de este periódico contrata a periodistas -de diferente calibre humano e ideológico- con el propósito de provocarle (al lector) un cierto envenenamiento con noticias contradictorias que le lleven a participar, casi siempre, en diálogos teledirigidos por el autor del blog quien tiene licencia para borrar o no publicar e incluso para desaparecer aquél comentario que después de publicado considera inconveniente para su omnipotente ego e incalificable soberbia que, de por sí, le descalifica como periodista y humano. Lo expongo por experiencia propia. No me refiero al comentario barriobajero o al insulto soez que, curiosa y significativamente, se mantiene publicado (por qué será, lagarto, lagarto) sino al comentario hecho con conocimiento de causa que, en alguna ocasión, resulta o es discrepante con el criterio que sostiene el bloguero.Tal descrita contradicción muestra con total claridad que el periodista cuestionado lo es en tanto el lector le "baile" su particular "agüita", pero deja de serlo justo en el momento en que el bloguero cae en la cuenta de que la discrepancia le resulta inconveniente. El ejemplo más lamentable de lo dicho, aunque hay infinidad de muchos más, tuvo lugar con ocasión de la soflama/mitín periodístico que lamentablemente protagonizó Juan Luis Cebrían el día 18 de julio de 2011 en El País cargando toda su mala baba contra el entonces presidente del Gobierno de España, José Luis Rodriguez Zapatero, por motivos personales y materiales que, pese al tiempo transcurrido, ningún periodista de este diario, con independencia del cargo que ostente y detente en el escalafón, ha tenido la vergüenza torera de contarnos a cuenta de que vino tal cantidad de exabruptos en fecha tan desafortunada en la historia de España. Y uno no le queda más remedio que preguntarse: y para que sirve el periodismo? Para encanallar la convivencia envenenándola un día y otro también? Se ha olvidado lo dicho por Pulitzer de que la prensa canalla, demagógica y mercenaria convierte a sus lectores en villanos? O aquella famosa reflexión de Martin Luther King cuando nos transmitió de que actuando de forma tan despreciable se llega a odiar a la víctima y comprender y aplaudir al opresor?
Yo sí estoy de acuerdo con la opinión ciudadana y que no exista censura para ella. De la única menra que el pueblo se puede defender de Gobiernos como los que imperan hoy en el mundo es haciéndose notar a través de las páginas que se les brindan para ello. Por supuesto que hecha la ley, hecha la trampa y que habrá muchos que emplean esto a su propio beneficio pero por lo menos, habemos de los que nos gusta opinar, intercambiar opiniones con otros y desahogarnos, por lo menos, ante tanta injusticia que abunda en este mundo.

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