Rescate corporal

¿Qué tratamientos esconde una clínica de bienestar con abonadas tan estupendas como la jequesa de Catar, Naomi Camp­bell o Elsa Pataky? Porque se supone que para acudir a un centro así tienes que tener, por lo menos, mala cara; y no es el caso de ninguna.

Desde congestionados rusos hasta estresados 3.0 apelan a este resort que replan­tea las bases semánticas de la manida ­palabra spa en un mundo en el que cual­quier triste ciclo de aguas o burbujeante bañera se considera como tal. La idea del SHA es edificar un férreo propósito de enmienda que te lleve a empezar una nueva vida. A la atención médica personalizada suman un mix de medicina oriental y avance occidental, el ejercicio físico controlado, descanso reparador y unas vistas privilegiadas del Mediterráneo. Aunque la tentación vive abajo: el skyline de Benidorm y sus legendarias juergas acecha a los internos. Olvídense del alcohol. Mario Vaquerizo se puso “farruco” (en palabras de la propia Alaska) cuando acudió con su señora por­que la cerveza es ecológica y sin alcohol.

Una vez asumido que aquí te descongestionan vivo, hay que entregarse sin pudor al relax y el susurro acuático de cascadas que comunican tres pisos más la piscina del ático con el hall. Aquí la medicina es alimento, y el alimento, medicina. Michio Kushi, profeta naturista, ha adoctrinado al chef Pablo Montoro (salido de los fogones de Martín Berasategui y elBulli) en las creencias de la macrobiótica: la carne está de más y el gazpacho es de miso porque el tomate es agresivo.

Para ese supersizeme que no tiene arreglo con Dukan, piña, o Special K, el circuito completo del SHA es el mejor lugar para resetearse y encontrar una nueva oportunidad en la vida. Y todo a sobre cerrado. Es decir, con acuerdo previo del gasto que puedes asumir. ¿Quién dijo recesión?