Juegos de 'paintball' en una base militar
El cuerpo de agentes rurales de la Generalitat ha detectado partidas clandestinas en el parque natural del Montgrí
La antigua base militar de Estados Unidos en Torroella de Montgrí está cerrada desde 1994, pero se ha convertido en un campo de batallas para los amantes del paintball, un juego de estrategia en el que dos equipos se enfrentan con pistolas armadas con bolas de pintura. Gana quien antes elimine al contrario a base de bolazos. El cuerpo de agentes rurales de la Generalitat ha detectado que, por las noches, algunos grupos organizan partidas clandestinas en la antigua base militar.
Una portavoz del Departamento de Agricultura ha confirmado que hay una investigación en marcha. Son los ayuntamientos los que deben otorgar los permisos para este juego, que se permite en campos acondicionados que gestionan los propietarios de las licencias. La base militar Loran, que ocupa 35 hectáreas de terreno en el parque natural del Montgrí, pertenece al ministerio de Defensa y está abandonada. El ayuntamiento de esta localidad ha pedido en reiteradas ocasiones que la Generalitat compre las instalaciones para poder darle un uso al terreno y al edificio.
No es el único sitio donde los invasores del paintball juegan a las pistolas en clara violación de la ley. "En toda Cataluña hay campos fantasma que no tienen permiso, y abren solo los fines de semana", explica Sergio Bruna, propietario de Can Garriga Paintball, uno de los primeros campos de España, en Tossa de Mar. "Si te pillan, se te cae el pelo", dice Bruna.
Para poder llegar a la base, hay que recorrer la pista forestal que une L?Estartit con L?Escala, que está solo parcialmente asfaltada, y saltar la valla que protege las instalaciones. "También ha entrado gente para celebrar fiestas por las noches", afirma Jordi Gamera, del ayuntamiento de Torroella de Montgrí. La base estadounidense, que se creó en 1961, formaba parte de una importante red de comunicaciones del ejército, pero los avances en la tecnología de satélites la acabaron dejando obsoleta. "Se han ido desmontando las instalaciones y los aparatos", explica Bruna. El juego se ha convertido en un pasatiempos muy popular en España, tanto entre los autóctonos como entre los visitantes extranjeros. Muchas despedidas de soltero y reuniones de empresa añaden a las rutas de ocio una visita a un campo de paintball.
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