"Somos humanos, no somos animales"
Decenas de vecinos se manifiestan en la Cañada Real para exigir que se paralicen los derribos de sus casas
Decenas de manifestantes, la mayoría musulmanes, se han manifestado esta mañana en la Cañada Real para exigir que se paralicen los derribos de sus viviendas, programados tres de ellos por orden judicial para las próximas semanas. "Somos humanos, no somos animales", gritaba la multitud, que recorrió el camino del vertedero portando una pancarta ante la mirada curiosa de vendedores y consumidores de droga.
La manifestación se paró ante la casa de Abdul, situada en una senda que mira a la carretera de Valencia. La casa ilegal de este tangerino fue derribada en 2007, lo que provocó una batalla campal entre policías y vecinos que fue retransmitida en directo por Al Yazira. "No a los derribos, una solución para todos", se lee en una pancarta. A falta de dos semanas que se aprueba la ley que regula la vía pecuaria, y por tanto el destino de los habitantes de la Cañada, organizaciones civiles y trabajadores de la parroquia cercana se han unido para intentar frenar los derribos.
Es cierto que existe una parte de la Cañada, la cercana al vertedero, donde se concentra la mayor venta de droga al por menor de la ciudad, pero también otra donde vive un buen número de gente trabajadora que sobrevive en calles llenas de barro y tendidos eléctricos deteriorados. Abdul, convertido en mártir al ser el primero al que la piqueta fulminó su vivienda (reconstruida la semana siguiente en la misma parcela con la ayuda de todos los vecinos) señaló durante la protesta que la mayoría de la gente que vive ahí pertenece a "familias trabajadoras que no quieren estar en la calle".
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