Montilla descarta convocar elecciones el 24 de octubre
Toma fuerza la posibilidad del 28 de noviembre
No se sabe la fecha de las elecciones catalanes, pero sí se sabe cuál no será: el 24 de octubre. Eliminado este día queda marcado en el calendario el 28 de noviembre. Y es que el presidente de la Generalitat, José Montilla, ha decidido finalmente descartar el 24 de octubre como fecha de las próximas elecciones al Parlament, por lo que éstas se celebrarán probablemente a finales del mes de noviembre, según han avanzado a Efe fuentes de Presidencia de la Generalitat.
Las fechas que se barajan tienen una razón de ser. Montilla garantiza que la visita del Papa a Barcelona, programada para el 6 y 7 de noviembre, quede fuera de los 15 días de contienda electoral. En declaraciones a COMRàdio esta mañana, el presidente de la Generalitat ha explicado que el día por el que se decante tendrá como objetivo único "facilitar que la gente vaya a votar" y que no se siente presionado. El 28 de noviembre se jugará el partido Barcelona - Real Madrid.
Para ajustarse a la ley electoral, Montilla tendría que firmar hoy el decreto si quiere que las elecciones sean el 24 de octubre, extremo descartado.
Prácticamente todos los partidos están pidiendo que se convoquen las elecciones. Desde CiU, Artur Mas se ha mostrado partidario de celebrarlas el 24 de octubre, para no prolongar por más tiempo esta legislatura. El líder convergente ha calificado de "agónica" la legislatura llevada por el tripartito.
Por su parte, la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho ha advertido de que Montilla estará realizando "su último gran error" sino convoca elecciones para el 24-O, "porque llevará Cataluña a una larga agonía".
El portavoz de Ciutadans, Jordi Cañas, ha afirmado que retrasar los comicios hasta noviembre favorecería "los intereses electorales del PSC", ya que según el podrían destaparse más implicaciones sobre la presunta financiación ilegal de CDC a través del Palau de la Música.
Los temas de la campaña
Bajo la omnipresente sombra de la sentencia del Estatuto, la campaña presenta el dilema de si gravitará o no sobre un referéndum soberanista en un momento de grave crisis. Estos son algunos de los ejes que se vislumbran en esta campaña.
- La consulta secesionista. Desbordada al principio por las consultas del independentismo extraparlamentario, Esquerra ha puesto como condición para reeditar el tripartito o pactar con CiU la convocatoria de un referéndum en esta legislatura. El PSC se tapa los oídos ante esas aventuras y Artur Mas ya avisó que se niega a que la votación centre la campaña. Alicia Sánchez-Camacho, del PP, se ha erigido en la garante de que no habrá consulta. E Iniciativa ha dado un paso más y pide respeto para su alternativa: un referéndum con tres opciones (federalismo, Estado autonómico o independencia). El éxito de ERC ha sido ir marcando los tiempos.
- Los recursos del Estatuto. La sentencia del Estatuto fue ambigua con el uso del catalán al considerar que no debía ser preferente ni en la Administración ni en los medios de comunicación. Esa rendija ya ha permitido al Defensor del Pueblo presentar un recurso contra la Ley de Acogida de Inmigrantes y el Partido Popular estudia hacer lo propio contra el Código de Consumo por las multas por no rotular en catalán. El debate lingüístico parecía superado pero ahora arrecia. Y la disputa sobre la validez del Estatuto está garantizada: CiU cree que no sirve de nada y el PSC, que pese a haber atacado los intangibles -el término nación y el catalán-, que es un instrumento para gobernar.
- La crisis económica. El tripartito ha tenido que lidiar con la peor crisis económica que ha dejado a 600.000 personas en el paro. Y los socios de Gobierno esgrimirán los pactos nacionales y el Acuerdo Estratégico en favor de la competitividad de la economía catalana. CiU y el PP sostienen que el Ejecutivo ha hablado poco y ha tomado aún menos medidas para frenar la crisis. Ambos acusan al Gobierno de Montilla de haber subido impuestos -entre ellos, los de las rentas más altas- en el momento más inoportuno.
- Los logros del tripartito. Los tres socios del tripartito deberán hacer malabarismos para distanciarse en la campaña tras gobernar siete años juntos. Pero en algo coincidirán: en subrayar su obra de gobierno y las mejoras sociales en sanidad, educación y en medio ambiente en contraste con los 23 años de CiU. El tripartito asume que su mensaje no ha llegado y la oposición le acusará de haber sido una olla de grillos.
- Los casos de corrupción. Los tentáculos del caso Palau han colocado a CiU en el disparadero tras el informe de Hacienda que apunta a una supuesta financiación irregular de Convergència a través del coliseo musical. El PSC sufre también los flecos del hotel del Palau y el caso Pretoria. Falta ver si los dos grandes usarán esas armas para atacarse o si las dejarán en la recámara.
- Un Parlamento atomizado. El Parlament cuenta con seis fuerzas y algunas nuevas que llaman a su puerta. Joan Laporta, ex presidente del Barça y líder de Solidaritat Catalana, se adivina como la estrella mediática de los comicios. Hoy apurará sus opciones para pactar con Joan Carretero en un sainete que recuerda los culebrones de los fichajes futbolísticos. El PSC confía en que Laporta arañe escaños a CiU. El interrogante es si la ex popular Montse Nebrera, que acaba de presentar el logo de su partido, dará el salto electoral. La xenófoba Plataforma per Catalunya y Rosa Díez (UpyD) buscarán su hueco.
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