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12 años de cárcel por torturar a un hombre con técnicas mafiosas en un bosque de Tarragona

Encadenó a la víctima a un árbol y le destrozó los pies con unas tenazas por un ajuste de cuentas sobre narcotráfico

La Audiencia de Tarragona ha condenado a doce años de prisión al principal responsable de torturar a un hombre en un bosque de Tarragona con métodos que los investigadores vinculan a organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico. El principal condenado, A. G., encadenó a la víctima a un árbol con la ayuda de al menos otras cuatro personas; le retorció y destrozó parte de los pies con unas tenazas y finalmente abandonó al agredido en pleno bosque. Esta especie de tortura se debió a un brutal interrogatorio en el que los condenados exigieron a la víctima la localización de drogas y dinero, considera probado la sentencia. La Sección Segunda de la Audiencia le ha condenado a seis años de cárcel por un delito de detención ilegal, tres años por un delito de lesiones y a otros tres por otro delito de robo con violencia. Los otros dos acusados afrontan penas de entre dos y nueve años de cárcel. El resto de agresores todavía no han sido identificados por la policía, señalan fuentes judiciales.

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Los hechos ocurrieron en la noche del 3 de diciembre de 2007, cuando el principal condenado obligó a la víctima a subirse un vehículo robado con anterioridad. El agredido se resistió a ello pero A. G. y el resto de ocupantes del coche, un Peugeot 207, le golpearon y agredieron con una navaja para finalmente introducirle en el vehículo por la fuerza. Luego esposaron a la víctima y se dirigieron a una zona boscosa próxima a Tarragona, detalla la sentencia. Ya en bosque cerrado, los agresores engrilletaron al hombre a un árbol y formularon insistentemente varias preguntas sobre asuntos de droga. "¿Dónde guardas la droga y el dinero?", le repitieron varios de los agresores, según recoge la sentencia. El agredido confesó el paradero de algunas sustancias y los imputados fueron a comprobar la veracidad de lo declarado, además de que supuestamente se apropiaron de dinero en metálico y sustancias tóxicas cuya existencia no se pudo determinar en el juicio. Entre tanto, uno de los agresores aguardó en el bosque junto al enmanillado para evitar que este intentara huir.

La tortura se intensificó cuando el grueso de los agresores regresó al bosque: insistieron en que la víctima les confesara el nombre y la localización de otras personas en posesión de "drogas y dinero", lo que el agredido aseguró desconocer. Tras varios minutos de increpaciones y respuestas negativas, el principal acusado empuñó las tenazas para amenazar a la víctima, explica la sentencia. Empleó el aparato para retorcerle los dedos de los pies, le golpeó repetidamente y le amenazó con futuras agresiones si no respondía a las cuestiones planteadas. La víctima insistió en su desconocimiento sobre el interrogatorio de los agresores, quienes optaron por partir y liberar al agredido, que quedó abandonado en pleno bosque. Este logró llegar, andando y descalzo, a su domicilio.

Al parecer la tortura se planificó con premeditación dado que la Audiencia considera culpables a los agresores de haber robado el Peugeot 206 empleado después en los delitos. En la madrugada del 1 de diciembre, dos días antes de los hechos, algunos imputados entablaron amistad con el propietario del coche y se subieron al vehículo, refiere la sentencia. Luego expulsaron del interior al conductor y sustrajeron el coche que acabó siendo usado para consumar el secuestro de la víctima.

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