La Ertzaintza ve deficiencias de seguridad en la SPRI
Un rastreo por el presunto espionaje no halla más dispositivos de escucha
La Ertzaintza ha comprobado problemas evidentes de seguridad en la sede de la SPRI, la principal sociedad pública del Departamento de Industria donde un juzgado investiga desde marzo una trama de espionaje a altos cargos del Gobierno. Agentes iniciaron el miércoles una exhaustiva operación de rastreo de los locales de la SPRI en Bilbao —un edificio de la Plaza Bizkaia que ocupa junto a otros orgamismos públicos dependientes del Ejecutivo— para comprobar si hay algún dispositivo de escucha, como micrófonos u otros sistemas. El rastreo inicial no ha descubierto nada, señalaron fuentes próximas a la investigación.
Esta operación, que prosiguió ayer, se ha centrado inicialmente en los despachos de los principales directivos y de otros empleados. La minuciosa labora, que en cada despacho se prolonga cerca de cada cuatro horas, si ha permitido concluir a la Policía Autónoma las deficiencias en la seguridad. Primero, se ha comprobado la nula confidencionalidad en el edificio, que fue abierto sólo hace tres años: se pueden oir fácilmente las conversaciones en los despachos, aunque estén cerrados, e incluso entre una planta y otra.
Además, los agentes han visto que es relativamente fácil acceder a documentación de la sociedad pública —que maneja datos delicados sobre compras de terrenos industriales o planes previstos de adquisición—, al no estar guardada convenientemente y las pocas dificultades para acceder a los despachos de directores y empleados. Por ello, se ha recomendado a sus responsables que adopten más medidas de seguridad, como el depósito de documentación en armarios cerrados.
Los agentes encargados de de la investigación no esperaban encontrar nada significativo, al haber transcurrido casi una semana desde que se destapara el caso, que tiene por ahora dos imputados por la juez: el ex director de Sprilur (filial de la SPRI que se dedica a la gestión de los suelos industriales) Antton Zubiaurre, ex alcalde de Mendaro por el PNV, y su entonces chófer personal, que ahora trabaja como comercial en la SPRI.
Tras esta labor de rastreo, se tiene la intención de volver a examinar los ordenadores. Como ya informó este diario, el presunto espionaje se centró en el director técnico de Sprilur, Pedor García, quien maneja la principal información de esta sociedad. También se accedió a los terminales de su superior, el director de Sprilur, Manu Iturrate, y al del director general de la SPRI, Tomás Orbea. Las labores se realizan por la tarde, cuando ya no están los empleados (ahora con horario intensivo) pero se desarrollan siempre en presencia de algún responsable de la sociedad pública. Cuando se analicen los ordenadores, se realizará en presencia de cada uno de los altos cargos y empleados cuyo terminal sea examinado.
El juzgado de instrucción número 10 de Bilbao, encargado de las diligencias, mantiene el secreto de sumario de las actuaciones. Además de los dos imputados, las investigaciones apuntan a más implicados vinculados al PNV.
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