Etiopía: un circo en (casi) cada pueblo
Muy poca gente sabe lo extendida que está en Etiopía la tradición del circo. Yo mismo lo desconocía hasta que me puse a investigar para preparar este viaje.Parece ser que el primer grupo circense lo montaron en 1991 Andy Goldman, un americano que trabajaba en una fundación de ayuda a judíos etíopes (los falashas) y Marc LaChance, un canadiense profesor de la Escuela Internacional y juglar aficionado. Su idea era darle a los niños de la calle una ocupación y un posible trabajo remunerado. Ese primer circo de Goldman y LaChance nació en Addis Abeba pero desde entonces han proliferado los grupos circenses por todas las regiones etíopes. Circos humildes, de titiriteros y acróbatas, de cuentacuentos y tragafuegos. Nada de circos espectaculares con tres pistas, fieras africanas y trapecistas vestidas de lentejuelas.El más famoso de todos y el de mayor proyección internacional se llama Circus Ethiopía . Estuve con ellos durante uno de sus ensayos en la sede que tienen a las afueras de Addis Abeba y no pude dejar de pensar en la similitud con aquel entrañable Circo de los Muchachos que había en la España franquista de mi niñez.Su director en aquel momento, Behelu Ayele, me contaba que la tradición circense etíope viene de la riqueza de las danzas de las diversas etnias que componen el país. Ellos viajan por las aldeas del interior grabando esas danzas y fiestas tradicionales, algunas muy antiguas, para enseñarselas luego a los chicos en los entrenamientos y que así el circo se convierta en un reflejo de las tradiciones del país.Pese a haber actuado ya en muchos países de Europa, Asia y África, el circo no genera recursos suficientes para mantenerse. La sede y la sala de entrenamiento se mantiene gracias a las subvenciones del Ayuntamiento de la capital. En agradecimiento, cada viernes hacen una función al aire libre y gratuita para los vecinos.Si un día los veís por Europa o por América, no dejéis de acudir a su espectáculo. Contribuiréis a mantener una bella tradición.
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