La policía investiga la muerte a puñaladas de una joven rusa en Madrid

La Policía Nacional investiga la muerte de una mujer de nacionalidad rusa de 27 años y madre de un niño cuyo cadáver fue hallado ayer, con varias puñaladas, en el piso en el que vivía en Madrid, después de que unos amigos denunciaran que la joven sufría malos tratos por parte de su marido y que temían que le hubiera pasado algo malo, ya que llevaban días sin poder localizarla. Una amiga asegura que su marido, gerente de un conocido local de copas de la calle Huertas, le pegaba y le amenazaba con separarse y quitarle el hijo de ambos pero la chica nunca le denunció. Los agentes del grupo VI de Homicidios y de la Brigada Científica se han hecho cargo del caso y sospechan que se trate de un caso de violencia doméstica. De momento, ningún familiar ha reclamado el cadáver, ya que la mujer no tenía familia en Madrid.

Un portavoz de la Jefatura Superior de Policía ha informado de que el cuerpo de la chica, identificada como Natalia Sulzhenko, fue encontrado por los agentes sobre las siete de la mañana de ayer en un piso de la cuarta planta del número 13 de la calle Reina Victoria (distrito de Chamberi), en el que al parecer residía y en el que podría entre 15 y 20 días muerta. Los vecinos de la joven aseguran que "nadie se ha enterado de nada" de lo sucedido en el edificio porque son "muchos vecinos". La Policía había iniciado la búsqueda de la mujer después de que una amiga denunciara ante el Servicio de Atención a la Mujer (SAM) de este cuerpo que llevaba un tiempo sin poder localizarla y temía que le hubiera pasado algo porque sufría malos tratos por parte de su pareja desde hacía tiempo. No obstante, la víctima no había interpuesto ante la Policía ninguna denuncia por malos tratos, según ha precisado la Jefatura.

Una amiga de la víctima ha contado que Natalia era una chica "muy guapa". Llevaba sólo tres en España. En 2005 había decidido viajar a España sola, a la aventura, tras la recomendación de una compatriota. Poco tiempo después, conoció a Jorge, de 45 años y nacionalidad argentina, en una discoteca madrileña. Tras sufrir un accidente al caerse de un caballo, el argentino se volcó en atenciones durante la rehabilitación de la joven. Ambos comenzaron entonces una relación y pocos meses después se casaron. Un año después tuvieron un hijo.

58 homicidios en Madrid

A principios de 2007 decidieron mudarse a vivir a la calle Reina Victoria, Jorge se convirtió en gerente del conocido local Sol y Sombra de la zona de copas de Huertas y empleó a su mujer en el negocio. La estabilidad en la relación duró poco tiempo porque desde hacía un año se repetían los gritos y, en algunos casos, los malos tratos en la pareja. Sin embargo, Natalia nunca acudió a denunciar a la Policía y sólo se desahogaba con su círculo de amistades o en la iglesia ortodoxa a la que acudía todos los domingos.

"En Rusia no hay costumbre de denunciar este tipo de casos porque se considera que es un tema que debe resolverse dentro de la relación. Le tenía miedo, mucho miedo", ha confesado la amiga de la víctima, que ha añadido que, en una conducta típica del maltratador, su marido se sentía culpable de los malos tratos y la compensaba de vez en cuando con regalos. Natalia, que no tenía familia en Madrid, mantenía una buena relación con sus suegros, que vivían en Valencia, y había viajado de vacaciones

a Rusia en el mes de julio sin saber que era la última vez que vería a sus padres. Su cuerpo se encuentra ahora en el Instituto Anatómico Forense, ya que tiene que ser un familiar quien lo reclame, y la Policía continúa con las investigaciones para localizar al marido.

Si se confirma que la muerte de esta mujer se debe a violencia machista, se trataría de la décima muerte por este motivo que se registra en la Comunidad de Madrid en 2008, según datos del Ministerio de Igualdad. Además, la muerte de esta mujer eleva a 58 el número de homicidios ocurridos en la Comunidad de Madrid en lo que va de año, según el recuento de este periódico. Ayer murióun hombre de 40 años en la localidad de El Molar tras recibir al menos tres disparos.