La Guardia Civil extiende por toda la provincia de Castellón la búsqueda del etarra huido ayer
El terrorista, identificado como Ander Múgica Andonegi, dejó en el interior del vehículo dos fiambreras con explosivo, cables, temporizadores y detonadores
La Guardia Civil continúa la búsqueda del supuesto etarra que abandonó el taxi en el que viajaba al detectar un control policial en la N-340, a la altura de la localidad castellonense de Torreblanca, según han informado fuentes del Instituto Armado. La búsqueda se sigue centrando en las inmediaciones de esta población y las localidades limítrofes, aunque también se ha extendido a toda la provincia de Castellón.
El presunto terrorista que salió precipitadamente del taxi es Ander Múgica Andonegi, según fuentes de la investigación. Mientras, las fuerzas de seguridad buscan a un segundo etarra en la zona.
El taxista ha identificado a Ander Múgica Andonegi como la persona que subió a su taxi con dirección a Tarragona y salió sin llevarse el equipaje, una bolsa con material explosivo.
En cuanto al segundo etarra al que buscan las fuerzas de seguridad, podría tratarse de Aitor Zubillaga Zurutuza, de acuerdo con el reconocimiento fotográfico que realizó el taxista, aunque el Ministerio de Interior no ha dado confirmación oficial de estas identidades. El taxista reconoció también a este segundo etarra como la persona que se despidió de Múgica cuando éste subió al vehículo en la estación de Renfe de Castellón.
Aitor Zubillaga Zurutuza, nacido en Zumárraga (Guipúzcoa) en 1977, figura en la lista de presuntos implicados en actos terroristas de la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil por su presunta relación con actos de violencia callejera.
Explosivos en una mochila
La Guardia Civil ha encontrado en el vehículo, un Citroën Xsara Picasso de color blanco la mochila con una fiambrera blanca con cables, dos temporizadores, una bolsa con cordón detonante, seis detonadores del tipo lapa con ampolla de mercurio otra bolsa que contenía polvo blanco. Esta sustancia podría ser pentrita, un explosivo que necesita muy poca cantidad para provocar un efecto devastador. También se han encontrado instrucciones para la fabricación de artefactos explosivos. Los efectos intervenidos eran para fabricar bombas-lapa, según han informado las mismas fuentes, que han requerido de las presencia de los TEDAX.
Además de los explosivos, el presunto terrorista guardaba ropa y otros elementos que han permitido vincularlo con la banda terrorista. Al no encontrarse ni documentos de indentidad, ni pistola, los responsables antiterroristas sospechan que el huido se debió llevar alguna otra bolsa o mochila consigo. Las fuerzas de seguridad han puesto en marcha una operación para tratar de localizar el supuesto etarra.
El conseller de Interior de la Generalitat de Cataluña, Joan Saura, ha informado en rueda de prensa de que el presunto etarra se dirigía, al parecer, al casco antiguo de Tarragona. Para el conseller, el hecho de que el sospechoso se dirigiera a Tarragona "no quiere decir que el objetivo fuera atentar" en esta ciudad, aunque de forma preventiva se ha aumentado la vigilancia policial en la zona.
"Para, para, que voy a vomitar"
El suceso se produjo hacias las 12.30 horas del mediodía, cuando el taxi en el que viajaba el presunto miembro de ETA por la N-340 llegó a las afueras de Torreblanca y se topó con varias patrullas de la Guardia Civil. El pasajero, al ver a los agentes, pidió al conductor del vehículo que se desviara a una vía de servicio alegando que se encontraba mal. Una vez a las puertas del hotel restaurante Miramar de Torreblanca, se dirigió al taxista diciéndole "para, para, que voy a vomitar". Una vez detenido el vehículo el sospechoso se apeó y huyó en dirección a la citada localidad castellonense.
Fuentes de la lucha antiterrorista han informado de que el sospechoso -de unos 30 años de edad, 1.80 de estatura y que llevaba bermudas y gafas de sol de gran tamaño en el momento de su huida- cogió el taxi en la estación de RENFE de Castellón y se dirigía a Tarragona capital. El taxista y su cliente habían recorrido apenas 42 de los casi 190 kilómetros que separan las dos ciudades cuando se han encontrado con el control policial.
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