Batasuna cree "un cambio profundo de ciclo" la decisión del juez de no encarcelar a sus líderes

El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska dejó anoche en libertad tras tomarles declaración a ocho dirigentes de Batasuna que están imputados por un presunto delito de pertenencia a banda armada y amenazas terroristas. Para la formación ilegalizada, esta decisión denota "un cambio profundo en las formas, métodos y caminos para resolver el problema", y "un cambio de ciclo" que hace "posible" lograr "un acuerdo básico" para el futuro en paz del País Vasco.

Grande-Marlaska tomó declaración el miércoles y el jueves a Joseba Permach, Pernando Barrena, Juan Cruz Aldasoro, Joseba Álvarez., Jon Gorrotxategi, Rufino Etxeberria, Karmelo Landa y Arnaldo Otegi. Todos ellos se negaron a contestar las preguntas formuladas por el juez, el fiscal o el resto de las partes.

El magistrado dejó en libertad a los ocho, pero impuso a Permach la obligación de comparecer diariamente en la comisaría de la Ertzaintza más próxima a su domicilio así como la prohibición de salir de España. El magistrado amplió así mismo la imputación de pertenencia a banda armada, por la que todos ellos están procesados, a la de amenazas terroristas.

La Fiscalía no había pedido la modificación de la situación de ninguno de los imputados por considerar que no existía reiteración delictiva. Según el fiscal, los dirigentes de Batasuna no han pretendido con sus últimas actuaciones "contribuir a los fines y objetivos de la organización terrorista ETA, sino recuperar la presencia institucional de la ilegalizada Batasuna en la vida política, así como apoyar la situación actual de cese de violencia y la consecución de la misma con carácter definitivo".

Uno de los ocho imputados, Karmelo Landa, ha señalado hoy que la decisión del juez supone "un cambio de ciclo" que es "importante que se perciba". Batasuna "jamás ha sido terrorista", y "felizmente empieza a dejar de ser ilegal".

Los últimos días han sido para él y para el resto de miembros de la Mesa Nacional de la formación —ilegalizada por el Tribunal Supremo— "muy intensos y de profunda tensión personal y colectiva". Ahora se siente "muy contento" por el desenlace, "no tanto por las repercusiones personales, sino por lo que aporta de perspectiva de cambio profundo en las formas, en los métodos y en los caminos para resolver el problema". "[Ahora] es posible un acuerdo básico y fundamental" para "abordar un camino irreversible y satisfactorio sobre el conflicto", ha añadido Landa.