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El suceso más trágico sufrido por joyeros en España

El asesinato a machetazos del matrimonio propietario de un establecimiento y de su hijo en Castelldefels no tiene precedentes en nuestro país

El atraco registrado hoy en una joyería de Castelldefels (Barcelona), en el que han sido asesinados a golpes de machete los dueños del establecimiento y un hijo, es el suceso más trágico que ha vivido este gremio en los últimos años. Los joyeros han sido objeto de numerosos atracos, pero hay que remontarse al año 1989 para encontrar uno de similares características al ocurrido hoy.

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Un matrimonio y su hijo mueren asesinados a machetazos en su joyería de Castelldefells

En ese año, el 6 de mayo, un delincuente mató a tiros al propietario de una joyería, situada en la calle Fabra i Puig de Barcelona, y a su mujer, y causó heridas muy graves a un hijo de ambos. Desde esa fecha, los joyeros no recuerdan un suceso tan cruento, pero sí se han registrado otros que han levantado la voz y la protesta de los representantes del sector en busca de soluciones para frenar la inseguridad.

El 24 de agosto de 1990 un cabo de la Policía Municipal murió al recibir dos disparos en la espalda y otro resultó herido cuando intentaban impedir un atraco a una joyería situada en el barrio madrileño de Vallecas. Un año más tarde, en octubre, la dueña de una joyería causó la muerte de un disparo al atracador Miguel Rodríguez Cancho, un recluso de la prisión de Burgos que disfrutaba de un permiso y que pretendía robar junto a otro cómplice en el establecimiento, situado en Madrid.

En 1992, otro atracador murió en un enfrentamiento con la Guardia Urbana y la Policía después de robar, junto a otros dos individuos, una joyería de la localidad barcelonesa de Gavá. Un guardia urbano resultó también herido. En ese mismo año, fue el hijo del propietario de una joyería de Sant Andreu de la Barca (Barcelona) quien fue asesinado tras ser apuñalado por diversos individuos que pretendían atracar el establecimiento. El 5 de noviembre de 1995 murió un agente de policía al ser arrollado por la furgoneta de unos delincuentes cuando participaba en el seguimiento de una banda que se disponía a asaltar una joyería.

Tres años más tarde, el propietario de una joyería de Usúrbil (Guipúzcoa) murió al recibir un disparo en el pecho en un atraco a mano armada, y un joven que presuntamente intentaba asaltar una joyería en A Coruña falleció a causa de las heridas que le causó su propia arma blanca durante un forcejeo con el dueño del local.

En noviembre de 2002 falleció otro presunto atracador en un enfrentamiento con la Policía, después de que esgrimiese una pistola, que resultó ser de aire comprimido, cuando le dieron el alto en un intento de atraco a una joyería de Orense. El último suceso de gravedad tuvo lugar el 9 de junio de este año. Ese día el dueño de una joyería de Móstoles (Madrid) murió a consecuencia de los disparos efectuados por uno de los tres atracadores que habían entrado a robar en su establecimiento.

Manifestaciones contra la inseguridad

Este último suceso hizo que alrededor de 1.100 personas se manifestaran bajo el lema "Madrid por la seguridad de todos. Exigimos trabajar en paz, no más muertes". Los comerciantes y ciudadanos pedían el endurecimiento del Código Penal para los delitos patrimoniales, la prisión preventiva de los reincidentes en sustitución de la libertad condicional y que se controlara a los grupos de delincuentes extranjeros que, según el gremio de joyeros de Madrid, "al amparo de un escenario legislativo tolerante, eligen España como destino criminal de la mayor rentabilidad".

Pero estas reivindicaciones de los joyeros, que han sufrido pérdidas cuantiosas por los atracos, se llevan escuchando desde hace tiempo. En julio de 2000, el 98 por ciento de los joyeros de todas las comunidades, excepto País Vasco, Cantabria y Baleares, secundaron el cierre convocado por la Asociación Española de Joyeros, Plateros y Relojeros (AEJPR) para protestar por "la oleada de atracos" que sufría el sector. Hoy, también, la directora de esta asociación, Giovana Tagliavía, ha reclamado "una respuesta institucional" ante el problema de inseguridad que sufre el sector, un fenómeno que, ha dicho, lleva padeciendo hace, al menos, ocho años.

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