Los últimos comicios vascos
El panorama que dejaron las urnas no era el mejor para el candidato del PNV. Juan José Ibarretxe, sucesor en la práctica de José Antonio Ardanza en Ajuria Enea, tenía que pactar para conseguir formar el nuevo Gobierno. No obstante, las fuerzas nacionalistas seguían sumando 41 escaños, frente a las no nacionalistas, que obtuvieron 34.
Los días que siguieron a las elecciones tuvieron al Pacto de Lizarra en el punto de mira. Unos, los firmantes y a la vez ganadores en las urnas, defendían a ultranza la validez de este acuerdo. Otros, los no nacionalistas, pedían a sus adversarios el alejamiento de sus postulados.
La formación del nuevo Gobierno
Los dos meses que transcurrieron hasta que a finales de diciembre PNV y EA suscribieran en Vitoria el pacto para la formación del nuevo Gobierno autónomo estuvieron jalonados por las distintas negociaciones del partido ganador. La formación de Ibarretxe inició conversaciones con Izquierda Unida y con el PSOE, aunque en ninguno de los casos llegaron a fraguar.
Previamente, la banda terrorista ETA había hecho público un comunicado a través de los diarios Euskadi Información y Egunkaria en el que instaba a PNV y EA a "no dar la espalda a los compromiso adquiridos" para lograr la soberanía de Euskal Herria.
PNV y EA acordaron en su pacto de Gobierno una política de pacificación que consideraba superado el Pacto de Ajuria Enea y toda una época marcada por el documento firmado en febrero de 1988. Una década después, los dos partidos nacionalistas, que ya habían iniciado la búsqueda de apoyos en EH, basaron la dirección del proceso de paz en los postulados de una parte del plan de paz de Ardanza y del Acuerdo de Lizarra.
El 26 de diciembre, PNV y Eusko Alkartasuna presentaron finalmente el acuerdo con el que pretendían gobernar el País Vasco durante cuatro años. El futuro lehendakari, Juan José Ibarretxe; Xabier Arzalluz y Ricardo Ansotegi, por el PNV, y Carlos Garaikoetxea e Inaxio Oliveri, por EA, suscribieron cada uno de sus 55 folios en cinco copias.
Tres días después, cuando el año estaba a punto de acabar, Ibarretxe se convirtió en el tercer lehendakari de los vascos desde que recuperaron su autogobierno con el Estatuto de Gernika, gracias al apoyo del PNV, EA y EH. En la votación, el candidato nacionalista obtuvo 40 votos, mientras el candidato popular, Carlos Iturgaiz, consiguió 18 (PP y UA). Los socialistas e Izquierda Unida votaron en blanco.
El pleno de investidura se convirtió en un debate sobre el proceso de paz que mostró claramente la división que había causado el acuerdo de Lizarra, cuyos compromisos fueron la clave para que EH apoyase al futuro Gobierno, según su portavoz, Arnaldo Otegi.
El candidato del PNV, de 41 años, reiteró su compromiso con el "objetivo irrenunciable" de la paz y con la construcción de "una nación" influyente en Europa por su poder y soberanía económica.
Tan sólo cinco días después, el 2 de enero de 1999, el lehendakari juró su cargo ante el árbol de Gernika con la ausencia de EH, que se negó a asistir a pesar de haber brindado su apoyo al nuevo mandatario.
Ibarretxe dio a conocer entonces a los integrantes de su Gobierno, en el que conjugaba un espíritu de renovación generacional con una línea continuista. En la 'lista' de elegidos quedó de manifiesto la ausencia de pesos pesados por parte del PNV, a pesar de que al nuevo Ejecutivo autónomo le iba a tocar gestionar la tregua de ETA y se iba tener que mover en la cuerda floja al estar supeditado al apoyo condicionado de EH.
El 18 de mayo de 1999 los nacionalistas vascos presentaron su pacto de legislatura. "Éste es el día que tanto tiempo llevábamos esperando", declaró el lehendakari eufórico pero sereno.
El pacto suscrito por PNV, EH y EA no condenaba la violencia, pero a cambio sus firmantes apostaban por las "vías políticas y democráticas", abogaban por la desaparición "de las acciones y manifestaciones de violencia", y se comprometían a solventar las "dificultades" del proceso de paz por procedimientos "estrictamente democráticos". Los nacionalistas pidieron al PP y al PSE que se unieran para diseñar el futuro de Euskadi.
Durante la presentación, Ibarretxe hizo un verdadero esfuerzo por vincular el acuerdo de Gobierno al proceso de paz más que a una necesidad imperiosa de garantizar la mayoría parlamentaria. Y eso a pesar de la situación de bloqueo que ya entonces sufría su gabinete minoritario.
En esos cinco meses, el lehendakari no había conseguido sacar adelante los presupuestos, había dejado a Radiotelevisión Pública Vasca, EITB, sin director general, y no había impulsado ningún proyecto de ley.
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