Aena se prepara para embarcar en un vuelo muy ambicioso
Los expertos aplauden el plan de inversión del gestor aeroportuario, que proyecta modernizar las instalaciones con casi 13.000 millones de euros


Aena es una compañía que tiene un encanto especial para los inversores. Suele repartir en dividendos el 80% de lo que gana, tiene una extraordinaria capacidad de generar dinero (el año pasado su ebitda o resultado de explotación fue de 3.510 millones de euros, un 60% de sus ingresos) y, como monopolio regulado que es, nunca le faltan clientes. Por eso se la suele calificar como un valor defensivo: a menos que ocurra un cataclismo como el de la covid, la compañía siempre responde. Esta semana volvía a anunciar récords de pasajeros en sus aeropuertos españoles: ya van 247 millones este año, un 4% más. Aena prevé que el año terminará con un crecimiento cercano al 3,4%, en unos 320 millones, frente a los 275 millones que registraba antes de la pandemia en España.
Esa efervescencia del turismo ha llevado al Ejecutivo (el 51% de la empresa está en manos del Estado a través de Enaire) a anunciar un programa de inversiones fabuloso: se emplearán 12.888 millones entre 2027 y 2031 para modernizar sus 48 instalaciones nacionales. Pero eso plantea un escenario exigente. La mayor parte de esas inversiones (casi 10.000 millones) se pagarán con cargo a las tarifas que cobra la compañía a las aerolíneas y que repercuten en el billete que abona cada pasajero que se sube a un avión. Y aunque ha insistido que las suyas seguirán siendo de las tarifas más competitivas de Europa, como sucede actualmente, el anuncio fue recibido con caídas del valor aunque los analistas piensen que tiene sentido estratégico.
Aena podría haber dado en el blanco. Tener unos aeropuertos modernos y eficientes es esencial para un país que vive del turismo. Actúan como un recibidor, como puerta de entrada de quienes aterrizan por primera vez en España, recuerda Eduardo Irastorza, profesor de OBS Business School y autor de un reciente informe sobre el sector. “Si eso no lo cuidas, estás reduciendo las posibilidades de que vuelvan o que se conviertan en apóstoles de la marca. Nuestros aeropuertos se han quedado antiguos en la capacidad de gestionar grandes volúmenes”. Deben ponerse al día en tecnología —desde reconocimiento facial hasta sistemas que permitan agilizar las engorrosas inspecciones de los equipajes o reduzcan todavía más las pérdidas de equipaje—. “La inversión responde a una necesidad de estar preparados para acoger a muchísimos más turistas. Con más de 1.400 millones de habitantes en cada país, si solo el 0,1% de los ciudadanos chinos o indios decidiese venir a España tendríamos que estar preparados”, juzga Irastorza, ya que añadirían casi tres millones de viajeros.
“Las primeras que piden más capacidad son las aerolíneas”, recuerdan fuentes de Aena. Como la suya es una actividad reglada, estas inversiones deben consensuarse y recogerse en un documento quinquenal llamado Dora cuyo periodo de consultas ha empezado. El consejo de administración de Aena tiene hasta el 15 de marzo de 2026 para aprobar una propuesta, y el Consejo de Ministros tiene hasta septiembre de 2026 para aprobar el plan. Hay mucha letra pequeña que negociar porque Aena solo ha publicado los números gruesos: 6.051 millones para “grandes actuaciones”; 3.037 para “edificación, obra civil, sistemas eléctricos y asistencias” o los 973 para tecnologías y digitalización.
La plantilla, de más de 8.000 personas, no sabe cómo se acompasará este plan con el empleo. José Francisco Muñoz, secretario de CC OO en la compañía, recuerda que en la mayoría de los centros falta gente para que el trabajo se pueda desarrollar con calidad, y afea que muchos aeropuertos pequeños, desde El Hierro a Badajoz, tienen instalaciones muy mejorables.
Altas expectativas
Desde Renta 4, Ángel Pérez valora que invertir tal cantidad es, a priori, positivo, pero razona que las mejoras tienen que basarse en una expectativa sólida de crecimiento del tráfico, y recuerda que la mayor parte del tránsito actual proviene del Viejo Continente, un mercado ya maduro. Además, advierte, el esfuerzo penalizará el flujo de caja de la compañía, lo que impactará en las acciones. Javier Molina, analista de Mercados de eToro, cree que en términos estratégicos es una decisión acertada: “La clave estará en el coste de capital frente al retorno permitido y el ritmo de obras, pues si el marco retributivo acompaña y la ejecución es disciplinada, es el mayor refuerzo de la red en dos décadas y llegaría a tiempo para la demanda prevista”.
Algo parecido piensan en Barclays. En una nota a inversores creen que el anuncio es racional y atractivo a largo plazo, pero recomiendan a la empresa actuar con cautela en la revisión de tarifas y debido a que la incertidumbre política aumenta. Entre otras marejadas, Aena ha tenido que salir al paso este verano de la negociación entre ERC y el Gobierno de una cogobernanza de los aeropuertos catalanes como parte del acuerdo de investidura que llevó a Salvador Illa a la Generalitat. Partidos políticos del País Vasco, Galicia o Baleares han reclamado que el Estado ceda competencias de gestión aeroportuaria a las autonomías. La compañía que preside Maurici Lucena lo ha rechazado de plano recordando la importancia que tiene la gestión integrada de la red de aeropuertos.
Otro frente abierto, este más coyuntural, es el pulso de Ryanair contra la subida de tarifas propuesta para 2026, del 6,5%, una vez que expira la congelación de 10 años a la que estuvieron expuestas tras la salida a Bolsa de 2015.
En el largo radio, los aeropuertos tendrán que atender a un público cada vez más polarizado entre el bajo coste y el que reclama zonas vip, una oferta gastronómica de primer nivel o asistencia personalizada. Lo importante es que todos quieran viajar a España. Irastorza cree que sí: “Europa, como parque temático, es imbatible”.
Una red internacional que es difícil hacer crecer
La participación de Aena fuera de España, a través de su filial Aena Desarrollo Internacional, se extiende a 33 aeropuertos: posee el 51% de Luton, en el Reino Unido; cuenta con 17 aeropuertos en Brasil, 12 en México, dos en Jamaica y uno en Colombia. El aeródromo londinense, que este año ha aprobado un plan para ampliar su capacidad de los actuales 19 a 32 millones de pasajeros, todavía no ha recuperado el tránsito previo a la pandemia. En cambio la mayoría del resto de sus activos internacionales registraron avances significativos de viajeros en el primer semestre del año. Otra cosa es la capacidad de Aena para seguir añadiendo instalaciones a su cartera. “Sigue explorando posibilidades de fusiones y adquisiciones a nivel internacional, pero existe una escasez de activos disponibles y una competencia significativa tanto de actores industriales como financieros”, piensan en JP Morgan.
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