La Bolsa española mengua (y estas son las consecuencias para la economía)
El mercado negocia un 70% menos que hace una década y el número de cotizadas se reduce año a año
La Bolsa española, cuyo gestor (BME) es propiedad del grupo suizo SIX, lleva más de una década de capa caída. Los datos son preocupantes. 2023 cerró con un volumen de negocio de 306.920 millones de euros, un 68% menos que en 2015. Además, España es uno de los países cuyas empresas están menos representadas en Bolsa en relación con el PIB, ya que el valor de las compañías alcanza hoy solo el 51% de la riqueza nacional, con una pérdida de peso del 35% en el último decenio. En pocos años ha pasado de representar el 1,4% del conjunto de Bolsas mundiales a solo el 0,6% y también ha bajado su importancia respecto a la eurozona. Otra muestra de su debilidad es que el número de empresas que se van supera generosamente a las que entran: “De diciembre de 2009 a noviembre de 2023 las empresas cotizadas en el mercado principal pasaron de 133 a 120, una caída del 10%”, puntualiza Javier Hombría, profesor del IEB.
Y esta complicada situación también se refleja en la pérdida de interés de los inversores por las compañías españolas. El peso de las acciones cotizadas de empresas españolas en la composición de los fondos y sicavs españoles ha disminuido un 67% desde 2005, presentando su nivel más bajo en lo que va de siglo. Buena parte de estos malos datos vienen recogidos en el Libro Blanco sobre el impulso de la competitividad de los mercados de capitales españoles del gestor de la Bolsa española, BME. Un detallado trabajo en el que se proponen 56 medidas para que la Bolsa española vuelva a recuperar el terreno perdido. En este informe se justifica la necesidad de mejorar el mercado de acciones como clave en la competitividad. “Está demostrado que países con mercados de capitales más avanzados consiguen crear empresas más potentes y economías más consolidadas para afianzar internacionalmente su crecimiento, su bienestar y su capacidad de negociación”, indican los autores. El estudio recuerda, además, la importancia que tuvo la Bolsa española en la internacionalización de grandes compañías.
El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Rodrigo Buenaventura, aprovechó su discurso en la última edición del Spain Investors Day para pedir también el impulso de los mercados europeos: “Debemos aumentar el tamaño del mercado, en volumen y en número de empresas porque así conseguiremos que la estructura de capital de las empresas europeas sea mucho más fuerte, y también lograremos que los ahorros de los ciudadanos europeos estén mejor invertidos y generen mayor rentabilidad a largo plazo”.
¿Cuáles han sido las causas del deterioro del mercado español? El informe de BME habla de razones legales y fiscales que han contribuido al empequeñecimiento de la Bolsa, aunque también subyace el escaso interés de los poderes públicos por fomentar unos mercados fuertes. Se destaca el impuesto a las transacciones financieras —aplicado a los inversores en las transacciones de compañías con capitalización por encima de los 1.000 millones de euros—, y los que sufren tanto inversores como distintos productos financieros frente a la inexistencia de estos tributos en otros mercados.
La creación de otras plataformas de contratación de acciones alternativas a BME, menores exigencias regulatorias en otros mercados vecinos para la negociación de compañías, falta de celeridad en admitir nuevos productos o vehículos de inversión y la competencia del capital riesgo son otros factores que explican el adelgazamiento de la Bolsa española.
Composición sectorial
Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4 Banco y que está vinculado al mercado español desde hace cuatro décadas, señala que la composición sectoral de la Bolsa nacional ha jugado en contra de su crecimiento: “No hemos tenido empresas de sectores como tecnología o lujo, que son las que realmente más han atraído la atención en los últimos años. A excepción de Inditex, no contamos con nuevas empresas que generen compras de gran volumen. Y los sectores tradicionales, como banca o telecos, han ido a la baja”. Y añade: “Los impuestos extraordinarios a eléctricas y banca tampoco han ayudado. Y la tasa sobre las transacciones en Bolsa, menos aún”. Por su parte, Hombría destaca sobre el resto una causa que explica la situación actual del mercado: “La falta de interés que genera la Bolsa española para los inversores. Vemos que los volúmenes en Euronext subieron un 22% de 2015 a 2023, frente a la caída del 68% de los de BME. La crisis de 2008 fue especialmente grave para una economía tan endeudada como la española”.
La pérdida de liquidez en la Bolsa se convierte, según los expertos, en un círculo vicioso, ya que el dinero va a mercados líquidos y la pérdida de profundidad en el negocio reduce el interés de los inversores. También se ha producido una fragmentación con la aprobación de otros mercados por parte de la UE. Los más importantes son Cboe Equities y Turquoise, que en 2019 suponían el 35% de la negociación de acciones españolas, frente al 65% de BME y, con datos a septiembre de 2023 de la CNMV, su peso era del 41% (59% BME).
“Si fragmentas un mercado ya de por sí pequeño lo haces aún más pequeño. Son decisiones políticas y pueden tener otro tipo de beneficios pero van en contra de la liquidez del mercado”, explica Ureta. “La cuota de mercado que se ha perdido se refiere a las acciones más importantes y líquidas (las compañías con mayor capitalización). Aunque en la Bolsa hay un lugar para compañías pequeñas, medianas y grandes, cuando se refiere a volumen, cuanto más grandes, mejor. Dinero atrae a dinero”, aclara Hombría. Ureta deja la pelota en el tejado de los políticos a la hora de potenciar el mercado español.
Medidas que no reman a favor
Uno de los apartados del informe de BME para fomentar la competitividad del mercado bursátil español hace referencia a decisiones tomadas en los últimos años que han ido en contra del negocio y han alejado el valor de la Bolsa del PIB de la economía. Los fondos cotizados (ETF) son un ejemplo. “En 2015 había de cerca de 80 referencias cotizadas en la Bolsa española con activos bajo gestión de 45.000 millones de euros. Tras los cambios introducidos en su fiscalidad desde ese momento, su número y valor se ha ido diluyendo hasta las cinco referencias actuales con activos valorados en 500 millones de euros”, explican.
BME se refiere también al declive de las Sociedades Cotizadas de Inversión Inmobiliaria (socimi) “que tras un intenso periplo de crecimiento que llevó al mercado de valores español a pasar de contar con dos emisoras en 2013 a más de 80 en 2020, los cambios en la regulación que las afecta han hecho, entre otras cosas, que el interés por esta figura decaiga”. Y, por último, las polémicas sicav, refugio de las grandes fortunas, que han declinado igualmente: de 3.036 en 2013 con un patrimonio de 28.000 millones a las 500 actuales 14.000 millones.
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