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Coches usados sin sorpresas: Checkar inspecciona hasta 200 puntos para que no le den gato por liebre

La empresa comprueba desde el chasis al motor hasta la costura de los asientos y la rigidez de la palanca de cambios o de los pedales

Checkar
Inspección técnica de Checkar.Alberto Navarro
Luis Enrique Velasco

El conductor precavido sabe que antes de comprar un auto de segunda mano hay que hacer dos preguntas: ¿cuántos kilómetros tiene?, y ¿por qué se vende el coche? Checkar, una empresa emergente que inspecciona vehículos usados antes de su compra, en cambio, hará 200. “Es el número de observaciones que garantizan que la compra es segura y no oculta ninguna sorpresa”, asegura su fundador, Miguel Ángel Arráez (26 años), quien explica que el negocio está en auge debido al aumento de estafas que se producen en este mercado.

Arráez detalla que un técnico de la firma se traslada hasta donde se encuentra el coche para ofrecer la revisión que dura entre 60 y 90 minutos y que examina hasta dos centenares de puntos que van desde el chasis al motor, pasando por detalles puntuales como la costura de los asientos y la rigidez de la palanca de cambios o de los pedales.

El negocio empezó con una inversión de 20.000 euros que Arráez juntó con un socio a mediados de 2022, después de que una reunión con su familia despertase su curiosidad. Se quejaban de que muchos vendedores ocultaban información del estado de los vehículos a la hora de firmar un acuerdo. “Tuvimos un cliente al que le revisamos hasta cuatro Volkswagen Golf. Los dos primeros tenían el kilometraje modificado y el tercero, un motor con pérdidas de aceite. Solo el cuarto pasó la revisión sin problemas”, narra Arráez, quien comenta que en este mercado hay dos tipos de vendedores: los que desconocen que alguna característica del auto ha sido adulterada porque lo compraron así y otros que conocen los problemas, pero no los comunican.

A pesar de todo, admite que los técnicos trabajan con un 10% de margen de error. Las manipulaciones de las computadoras de los coches son cada vez más sofisticadas y más difíciles de detectar. “Requerimos a especialistas que cuenten con una amplia experiencia detectando los posibles fraudes”, comparte el emprendedor. Cuando la empresa empezó, solían hacer dos revisiones semanales. Ahora realizan en torno a 150 al mes.

El fundador relata que hay dos retos a los que se enfrentan para seguir expandiendo el negocio. El primero tiene que ver con la competencia. “Cuando empezamos había dos empresas haciendo lo mismo, ahora hay ocho”, admite el joven emprendedor que hace poco se hizo con el premio que otorga la Asociación de Jóvenes Emprendedores de Madrid.

El segundo, con la digitalización de los procesos internos. Arráez considera que el futuro de este tipo de servicios pasa por ofrecer una experiencia visual al cliente a través de una interfaz web donde se muestren los puntos con modificaciones. Para esto es necesario un conocimiento profundo de mecánica, comenta, pero también la contratación de técnicos en el área de ingeniería. Arráez estima cerrar el año con 160.000 euros facturados, aunque sin beneficios, pues la mayor parte de la facturación se reinvierte en marketing y en pagos a los técnicos, según el emprendedor.

A medida que la tecnología avanza, los fraudes también son más difíciles de detectar, sobre todo en lo relacionado con el kilometraje, que funciona como un pasaporte del vehículo para quienes desean comprar un auto de segunda mano. “Hay estafas que ni las grandes casas del motor pueden detectar, pero seguimos haciendo nuestro mejor trabajo”, zanja.

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