La controvertida nueva subgobernadora
Margarita Delgado llega a ‘número dos’ del Banco de España entre elogios por su experiencia y críticas por su papel en la crisis
La llegada de Margarita Delgado (Madrid, 1963) al puesto de subgobernadora en lugar de Javier Alonso no ha dejado indiferente a casi nadie en el mundo financiero. Es la primera mujer en ese cargo en casi 162 años de historia de la institución, un factor que ha pesado entre los responsables de este nombramiento: el gobernador, Pablo Hernández de Cos, la ministra de Economía, Nadia Calviño, y responsables económicos de La Moncloa. Las fuentes consultadas destacan el apoyo a Delgado de Calviño, que alabó las virtudes técnicas de la nueva subgobernadora antes de ser nombrada. También contó con el apoyo de Fernando Restoy, exsubgobernador y actual presidente del Instituto Financiero de Estabilidad de Basilea.
Los que apoyan este nombramiento destacan su gran preparación profesional, su enorme capacidad de trabajo y su gran experiencia. Delgado, licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Complutense de Madrid, será la primera alta ejecutiva del Banco de España procedente del Banco Central Europeo (BCE), lo que le dará una visión única para modernizar la institución y adaptarla a los criterios de Fráncfort. Delgado era directora adjunta de Supervisión Microprudencial I en el MUS, bajo la órbita del BCE.
Para los que más apoyan a Delgado recuerdan que incluso podría haber sido candidata a sustituir a Daniele Nouy, presidenta del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), que acaba su mandato en diciembre. Otras fuentes lo descartan porque Delgado no ha podido acceder al cargo de director general de Supervisión Microprudencial III en el MUS que dejó vacante el finlandés Jukka Vesala y que ha recaído en el francés Patrick Amis. Lo que está claro es que, de momento, España ha perdido un alto puesto en el BCE.
La nueva subgobernadora llega a Madrid tras tres años y medio en el BCE. De 1988 a 2014 pasó por todos los escalones de la supervisión, con un gran papel de inspectora en el Santander, hasta llegar a directora del Departamento de Inspección I del Banco de España.
Fuentes financieras apuntan que Delgado será una buena combinación con el gobernador, que no domina el área de supervisión, ya que procede del Servicio de Estudios. Por primera vez, la cúpula del Banco de España está compuesta por dos expertos en el trato de los principales jugadores de la regulación europea y conocedores de los entresijos del BCE, un aspecto clave para funcionar dentro de la unión bancaria, un proyecto en el que ha participado directamente Delgado. No hay que olvidar que la subgobernadora será miembro del Consejo Supervisor del BCE. Los dos ejecutivos carecen de agenda política, otro factor que se destacan varios de los consultados.
Pero la controversia llega por el pasado de Delgado en el supervisor español, que ha protagonizado una de las mayores crisis bancarias de Europa. Es positivo que conozca la institución con detalle, ya que será la organizadora de una casa con 3.043 empleados (49,3% mujeres). Sin embargo, ha estado cerca de algunos de sus peores capítulos. En 2011, con la crisis de las cajas y el Banco de Valencia en alarmante camino hacia la quiebra, la nueva subgobernadora fue promocionada al cargo de coordinadora ejecutiva del departamento de Inspección III, que se encargaba de las entidades medianas y pequeñas, por debajo del director del departamento, del director adjunto y del director general de Supervisión. Ahí estuvo hasta 2013. Entre sus responsabilidades estaba el control del jefe de inspección del Popular.
En mayo de 2012, cayó Bankia y llegaron los test de estrés de Oliver Wman. El Popular suspendió y evidenció sus problemas de solvencia: necesitaba 3.223 millones en capital. El Popular dijo que solucionaría este problema (que atribuyó a un exceso de celo de Oliver Wyman), con una ampliación de capital de 2.500 millones, que se demostró insuficiente por la alta morosidad inmobiliaria. No obstante, el Banco de España le dejó seguir sin propiciar cambios en la gestión y sin obligarle a recibir ayudas públicas, algo que el propio exgobernador, Luis Linde, ha lamentado en el Congreso.
En 2013, Delgado fue ascendida a directora de Inspección I del Banco de España, departamento que se encargaba de antiguas cajas de ahorros. También en el Congreso, y con la obligación de no mentir, José Antonio Delgado Manzanares, secretario de la Asociación de Inspectores del Banco de España, acusó a Delgado de apartarle de la inspección en abril de 2013, cuando se ocupaba de Liberbank. Afirmó que Delgado le dijo: “Técnicamente, eres el top one del departamento pero no tienes cintura, no tienes flexibilidad, mandas correos electrónicos que si trascendieran podrías poner en peligro… un riesgo reputacional tremendo”, relató ante la comisión parlamentaria.
Los críticos con Delgado, algunos altos dirigentes socialistas, cuestionan su capacidad para realizar un análisis veraz y sincero de los errores del Banco de España en la crisis. Hasta ahora la institución ha optado más por justificarse que bucear en los errores cometidos. También opinan que Delgado protegerá a los antiguos directivos del Banco de España, ahora que se abre el juicio de Bankia y próximamente el del Popular. Desde su puesto puede hacer mucho por investigar o no estos casos. Desde el supervisor, algunos creen que Delgado tendrá que ser muy diplomática para no levantar otro enfrentamiento con la Asociación de Inspectores. En su defensa, algunos dicen que no es fácil encontrar una persona con alto nivel técnico que no haya tomado decisiones relevantes en el pasado.
Al margen de las disputas, la subgobernadora tiene prestigio en los bancos. Desde la inspección del Banco de España recuerdan que fue ella la que pactó en Fráncfort el acuerdo para que CaixaBank pudiera desconsolidar su grupo industrial, con un gran ahorro de capital. No obstante, llega con el sector en guerra contra el Gobierno por el impuesto anunciado a la banca para pagar las pensiones. Su antecesor, Alonso, se mostró radicalmente en contra. Un asunto delicado para la subgobernadora.
Otro tema caliente es el preacuerdo con el Fondo de Garantía de Depósitos, que Delgado presidirá, con el Sabadell y el BBVA para que vendan sus carteras de inmuebles de CAM y de Unnim respectivamente. Estos activos están protegidos por el FGD y el pacto no debe provocar que se eleve el déficit público.
Calviño dijo en la presentación del nuevo gobernador que espera una buena sintonía con el Banco de España. Delgado deberá tenerla, porque hay varias normas pendientes de aprobación de gran relevancia para el sector: la nueva norma hipotecaria, la MIfid II (que exige más transparencia en la actuación de los bancos) y la PSD2 (relativa a los medios de pago).
Pero el problema de fondo del sector es la escasa rentabilidad (por debajo del coste de capital), el nivel de activos improductivos inmobiliarios del sector (aunque se están reduciendo), así como la mala reputación del sector. Delgado no tendrá un aterrizaje suave y será consciente de que muchos ojos están pendientes de su labor.
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