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69 años de cárcel para la cúpula de Arte y Naturaleza por una estafa piramidal de 434 millones

La sociedad de bienes tangibles engañó a 19.000 clientes con obras falsas o sobrevaloradas

El antiguo presidente y fundador de la empresa de inversión en bienes tangibles Arte y Naturaleza, Guillermo García del Toro, durante el juicio en la Audiencia Nacional.
El antiguo presidente y fundador de la empresa de inversión en bienes tangibles Arte y Naturaleza, Guillermo García del Toro, durante el juicio en la Audiencia Nacional. EFE

La Audiencia Nacional ha condenado a penas que suman 69 años de cárcel a ocho responsables de la empresa de inversión en bienes tangibles Arte y Naturaleza, por estafar 434 millones de euros a casi 19.360 personas mediante la apariencia de compraventa de obras de arte sobrevaloradas. La sentencia de la Sección Tercera de la Sala de lo Penal considera probado que la empresa copió de forma “más ambiciosa” el sistema de funcionamiento piramidal de la filatélica Afinsa para engañar a sus clientes.

La Audiencia ha condenado al ex director general de Arte y Naturaleza Raúl García López a 13 años y cinco meses de prisión como “mano derecha” del expresidente Guillermo García del Toro, a quien se exime de responsabilidad por su fallecimiento el pasado mes de noviembre. El tribunal considera acreditados los delitos de estafa agravada, insolvencia punible y falsedad contable. Al resto de los responsables de la sociedad les impone penas de entre 7 y 11 años de cárcel, informa la agencia Efe.

También señala al auditor Francisco Vives Lluria, condenado a cuatro años de cárcel, como cómplice, por lo que deberá indemnizar de forma solidaria a los perjudicados en los 434 millones de euros estafados, en función del valor de la obra adjudicada a cada uno de los clientes en el caso de que optasen por quedarse con la misma.

García del Toro, según la sentencia, aprovechó su experiencia como comercial de Afinsa para constituir una empresa similar en 1996, basada en un negocio piramidal que captaba inversores bajo la promesa de una “altísima rentabilidad”, superior a la ofrecida por las entidades bancarias. La peculiaridad del negocio consistía en que los bienes que garantizaban las inversiones de los clientes eran obras de arte, cuyo valor era “claramente insuficiente” para cubrir todas las sumas de dinero captadas en forma de depósitos a plazo fijo.

Al patrimonio inicial se sumaban obras creadas ex profeso a través del encargo a artistas y “objetos decorativos” de nulo valor. La obra se “sobrevaloraba” sin que nunca llegase a ser introducida en el mercado, por lo que su supuesto precio nunca quedaba desmentido.

Con el paso del tiempo, dado que el negocio y la estafa piramidal solo se sustentaban con las aportaciones de nuevos clientes, los bienes tangibles pasaron a abarcar fotografía artística, obra de autores noveles o facsímiles de libros antiguos. Incluso se incorporaron objetos con certificados falsos de autenticidad de artesanía africana y oriental (en pasta de hueso y que se vendían como obras antiguas de marfil), así como falsas antigüedades.

En su declaración en el juicio en junio, cinco meses antes de su fallecimiento, García del Toro explicó que la empresa, inicialmente llamada Inversiones en Arte y Naturaleza, cambió su nombre en 2004 para eliminar el “matiz financiero” impropio de una sociedad mercantil. “En mi casa no nos dedicábamos a operaciones de ahorro, sino a comprar obras a artistas y a venderlas un poco más caras”, sostuvo el acusado, para quien el fiscal solicitaba 20 años de cárcel.

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