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Los sindicatos salen a la calle para añadir presión social a la negociación

Los líderes de UGT y CC OO explican por qué han convocado la primera gran movilización desde 2012 este domingo

Vídeo: Foto y Carlos Rosillo
Manuel V. Gómez

CC OO y UGT han convocado para mañana en Madrid la primera gran movilización sindical de la legislatura. Será la gran puesta en escena de la que, dicen abiertamente, va a ser su estrategia para lograr sus objetivos en los próximos años: movilizarse para arrancar en las negociaciones el fin de la reforma laboral, la subida de salarios o más dinero para las pensiones. Pretenden combinar el pulso en la calle con el guante blanco en las conversaciones para aprovechar la debilidad parlamentaria del Gobierno.

Creen que ha llegado el momento de salir de posiciones defensivas. No solo porque ya no hay mayorías absolutas, sino porque la recesión (y el miedo social que le acompaña) ha quedado atrás. “Estamos en esa fase en que la gente percibe que la economía ha crecido, que las desigualdades se han incrementado, que primero se le exigieron o se le impusieron sacrificios, pero ahora no reciben los beneficios del crecimiento económico. En fin, el caldo de cultivo del conflicto social fuerte está servido. Sería conveniente que otros actores (Administraciones públicas, Gobierno, partidos) leyeran también las cosas de forma adecuada para evitarnos un escenario de conflicto social indeseable, porque lo que necesitamos es apuntalar el crecimiento económico, pero repartir sus beneficios entre más gente”, señala el secretario general de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, en una entrevista con este diario el pasado jueves.

Toxo: “El caldo de cultivo de un conflicto social fuerte está servido”

A su lado, sentado en su propio despacho, está Pepe Álvarez, líder de UGT desde marzo, que mañana se estrena al frente de su organización en una convocatoria de este estilo: “La movilización tiene que facilitar que esta legislatura sea la de retorno de derechos y de cambios de políticas económicas. Esta movilización no está pensada para ser flor de un día, sino el inicio de un proceso de que irá cogiendo fuerza en función de la propia situación política y económica que se vaya visualizando”.

Visto así, ¿la manifestación del domingo es un termómetro? ¿Si no encuentra eco, puede poner en riesgo su estrategia? “No nos jugamos a una manifestación ni a una concentración este proceso de movilizaciones”, rechaza Álvarez.

La convocatoria de la manifestación se hizo pública un día después de que Toxo y Álvarez se reunieran con Mariano Rajoy en La Moncloa, el pasado 24 de noviembre. No les gustó la respuesta que les dio el presidente del Gobierno a sus peticiones: “Había límites y restricciones muy fuertes a la declaración de voluntad del diálogo social que impedían que nuestras reivindicaciones tuvieran cabida en los presupuestos o en reformas legislativas”.

Álvarez: “No nos jugamos el proceso de movilización en una manifestación”

Sin embargo, una semana después el Ejecutivo pactó con el PSOE una subida del salario mínimo a 750 euros en 2017 y un incremento de impuestos directos a las empresas de casi 5.000 millones. ¿Perdía sentido entonces la convocatoria?

“Un 8% parece mucho, pero lo que deja ver con claridad es en qué medida se había quedado el SMI en los últimos años. Nosotros teníamos un acuerdo con el Gobierno de Zapatero para llegar a los 800 euros mensuales en 2008. Estamos en 2016 con 655 euros. La economía española se lo puede permitir. Y los impuestos, era el mínimo imprescindible para las comunidades autónomas, que están asfixiadas, y que necesitan ingresos de forma urgente. Esto no viene a paliar los efectos de lo hecho en los últimos años”, justifica Toxo, de CC OO.

“Hay un fondo político que explica que, tal y como se han tomado estas medidas, la movilización es una condición necesaria esta legislatura”, ahonda Álvarez, de UGT, “creo que la simple convocatoria de las negociaciones ha empezado a obligar a todos”.

—¿Está diciendo que ha sido su convocatoria la que ha obligado al Gobierno a mover ficha?

—Tanto no me atrevería a decir, pero no tengo ninguna duda de que entre el Gobierno y el PSOE este es un elemento que ha hecho que las cosas se empiecen a mover— prosigue Álvarez.

Pero la manifestación de mañana también tiene como destinataria a la CEOE, con la que ambas centrales están negociando el aumento de sueldos para 2017. Reclaman un incremento entre el 1,8% y el 3%. Una subida que los partidarios de la moderación salarial ven excesivo y que podría frenar el crecimiento de empleo, que ahora va en paralelo al incremento económico, el 3,2%. “Hay datos que complementan esos. La Seguridad Social no recibe ingresos por todo el empleo que se genera. Por otra parte, con un salario mínimo de 655 euros condenamos a muchos trabajadores a vivir con un empleo que no les permite salir de la pobreza. Eso no es un crecimiento sano”, expone Toxo.

“No vamos a entrar en el dilema individual de si un trabajador debe aceptar un sueldo de 500 euros por 12 horas a la semana. Pero colectivamente no es la salida que necesita nuestro país. Además, la forma en que se han distribuido las rentas ha tenido efectos perversos en el reparto de la riqueza. Para nosotros es importante crear empleo, pero también es importante que sea de calidad y que permita a los trabajadores no seguir siendo pobres”, incide Álvarez.

Precisamente en la negociación sobre los sueldos de 2017 con la patronal, UGT y CC OO tuvieron una evidente discrepancia pública hace más de un mes. Ya se resolvió. También hay diferencias en sus propuestas para aumentar los recursos de la Seguridad Social.

¿Hay riesgo de que esto vaya a más? “A veces no discutimos sobre lo que queremos sino sobre cómo planteamos lo que queremos. Hay un objetivo común que está muy por encima. La UGT no concibe el futuro del país desde el punto de vista sindical sin unidad de acción”, zanja Álvarez. “Desde enfoques que inicialmente puedan aparentar diferentes vamos a tener la capacidad suficiente, al menos en lo fundamental —y las pensiones lo son— de estar de acuerdo en el momento definitorio”, cierra Toxo.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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