El empleo inclusivo es rentable
La empresa barcelonesa disJob impulsa una herramienta de búsqueda de trabajo para discapacitados
A finales de 2015, había en España 1,3 millones de personas en edad de trabajar con algún certificado de discapacidad, pero solo algo más de medio millón está incluida en la población activa. Menos de la mitad de estos últimos tienen contrato de trabajo, y, según el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), la tasa de paro en el sector es del 32,25%, ocho puntos más que la del conjunto de la población. Por otro lado, la ley exige que las personas con discapacidad sean al menos el 2% de las plantillas de las empresas de más de 50 empleados. Durante años, juntar esa demanda con la oferta ha sido tarea del Estado o de distintas organizaciones sociales. Pero en 2012, la barcelonesa disJob se puso como objetivo incorporar criterios empresariales a ese mercado, usando como modelo portales como Monster o Infojobs. Ahora, la Fundación Sociedad y Empresa Responsable (SERES) ha premiado esa iniciativa con uno de los galardones que llevan su nombre, que se entregaron la semana pasada en una ceremonia en Madrid.
Rosa Cuartero, fundadora y consejera delegada de disJob, apunta cuál es la principal diferencia entre el trabajo de su empresa y otras organizaciones sociales. “Nosotros trabajamos para las empresas, no para los candidatos”, explica. “[Estas organizaciones] hacen inserción laboral. Tienen una lista de personas que necesitan trabajo y su objetivo es encontrarles un puesto. Y, en muchos casos, trabajan con personas con un riesgo de exclusión alto, que necesitan de un seguimiento y de un cuidado personalizado. Nosotros lo que hacemos es incorporar trabajadores al mercado: ayudamos a las empresas que necesitan cumplir la ley y no logran encontrar perfiles con talento para cubrir esas posiciones”.
disJob calcula que el 81% de las empresas españolas de más de 50 empleados incumplen la Ley General de Discapacidad
Cuartero necesitó ayuda externa para que su idea ganase cuerpo. “Presentamos el proyecto al Colegio de Médicos de Barcelona y nos apoyaron”, recuerda. “Nos ayudaron a crear la primera página web”. A esa colaboración siguieron otras con más compañías, que forjaron uno de los puntos básicos de la estrategia de negocio de disJob: el subcontratar la mayor parte de las actividades con el fin de adaptarse a la demanda del mercado. En las oficinas de la empresa, en Barcelona, trabajan solo seis personas dedicadas a la promoción y a la gestión. “Tenemos uno de los mejores socios tecnológicos posibles”, relata. “Gracias a ellos hemos podido agilizar los procesos de selección hasta reducirlos a entre 15 y 27 horas”.
Buena base de datos
Según Cuartero, la base de datos de la compañía tiene alrededor de 100.000 personas registradas, una cifra superior a la de la mayoría de sus competidoras. Pero para la fundadora de disJob, el principal hecho diferencia de su empresa es otro. “Nosotros salimos a buscar los perfiles a la red”, explica. “Nos posicionamos en buscadores y en redes sociales como LinkedIn”.
El resultado: 6.000 personas con trabajo y 1.300 clientes, de los que alrededor de 200 son permanentes. “El 85% de nuestra facturación viene de inclusión de ofertas de empleo, a partir de 145 euros cada una. Pero las empresas que contraten directamente y no a través de una agencia pueden optar por una tarifa plana de 1.500 euros, con la que pueden publicar todo lo que quieran”, apunta Cuartero.
El mercado potencial de la compañía es enorme. disJob calcula que el 81% de las empresas españolas de más de 50 empleados incumplen la Ley General de Discapacidad. “Personalmente creo que una de las razones por la que nos han dado el premio es porque hemos facilitado a las empresas el poder cumplir con la ley”, considera Cuartero. Pero, continúa, hacen falta más medidas. “Hay bonificaciones a la Seguridad Social a la contratación de personas con discapacidad, y en ciertos casos hay ayudas”, apunta. “Pero hay ayudas que no se dan en Cataluña y en Madrid sí, por ejemplo. Teóricamente deberían ser universales”.
Uno de los objetivos de la empresa es convencer a los empresarios que la ley puede cumplirse incorporando talento en vez de recurrir a las alternativas. “Cuando una empresa no cumple con la LGD por incorporación directa, muchas veces pide cumplir a través de donaciones o comprando productos de empresas que sí emplean a personas con discapacidad, como por ejemplo para la paquetería o el ensobrado”, explica Cuartero. “Sin embargo, siempre saldrá más barato contratar a alguien”.
Puestos precarios
El Informe del Mercado de Trabajo para Personas con Discapacidad, elaborado anualmente por el SEPE, es uno de los estudios más concienzudos de la situación laboral de las personas con discapacidad en España. Según la última edición, con datos de 2015, los 243.067 contratos de trabajo con los que acabó el año pasado (un 1,3% de todos lo que se firmaron) son la mejor cifra para el sector desde 2009.
Pero la cifra tiene dos peros: el primero es que, al igual que en el resto del mercado laboral, la temporalidad crece a pasos agigantados. Si en 2006 el 17% de los contratos eran indefinidos, el pasado ejercicio esa cifra cerró en el 8,51%. El segundo pero es que el número de desempleados con discapacidad, según el SEPE, se ha más que triplicado desde el inicio de la crisis, muy por encima de la media de la población. Uno de los motivos es que la crisis ha llevado a muchos discapacitados a incorporarse al mercado laboral, donde en muchos casos pasaron a engrosar directamente las listas del paro.
Las profesiones donde hay más trabajadores con discapacidad contratados son la de peón (con 39.193 contratos, la mayoría en la industria), personal de limpieza de oficinas, hoteles y otros establecimientos similares (con 35.896), camareros (14.533) y conserjes (6.507). El sector con mayor presencia de discapacitados es, por razones históricas, el de vendedores de apuestas, con el 71,4% de los contratos firmados.
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